Barcelona

ABAC

Era mi última parada en mi tour por Barcelona antes de viajar a Valencia. Antes de él, cayó visita a Gresca (9 Lunas), Disfrutar (7,5 Lunas), Dos Cielos (8,5 Lunas), Bar Bas (7,5 Lunas), Suculent (9 Lunas).

Al frente se encuentra el archifamoso Jordi Cruz de Masterchef.

Entró con calzador en la selección de restaurantes de mi tour y es que tanto rollo mediático de Jordi y tanto tiempo grabando programas me hacían pensar que su restaurante estaría algo sobrevalorado y que no tendría el tiempo necesario para dedicarse a Abac.

Incluso el hecho de tener 2 estrellas tampoco me sacaba de dudas y es que solo hay que ver que Roncero (Casino) y Arola tengan también 2 estrellas en Madrid cuando no se las merecen.

Finalmente, tras leer a Philippe Regol: https://observaciongastronomica2.wordpress.com/2014/09/25/labac-sept-2014-barcelona/

y asumiendo que Abac es un sitio que hay que conocer sí o sí, por mucho chasco que te puedas llevar (como ocurre con sitios como Arzak, Akelarre, etc), decidí reservar.

Abac se encuentra dentro de un pequeño hotel de lujo bastante alejado del centro de Barcelona, concretamente en la zona noble del Tibidabo, zona que como turista lo normal es que nunca pises.

Al estar dentro de un hotel, la entrada y el espacio que ocupa es digno de un tres estrellas.

Comedor muy amplio con varios salones, mesas espaciadas, y todo decorado muy sobrio y elegante.

El ambiente es variopinto: mesa de 10 japoneses, bastantes parejas de guiris, algunos catalanes y típica familia Martínez con dinero que su objetivo es hacerse una foto con Jordi.

Contra todo pronóstico, Jordi estaba en el restaurante y salió al final de la cena a saludar a cada mesa. Punto positivo.

Su aparición me pareció un poco rollo soy Obama y es que va mesa por mesa junto a uno de los jefes de sala y es él quien presenta a Jordi a la mesa en plan: “Hola, este es nuestro chef Jordi Cruz” y entonces Jordi dice hola y saluda con la mano a cada comensal. Nunca había visto esto y es que cualquier chef aparece solo o por lo menos siempre se auto presenta.

Fue en este momento que apareció Jordi, acabada casi la cena, cuando tuve una pequeña discusión con él y os cuento por qué.

En Abac, aparte de la carta con platos a 50€, hay dos menús: Menú Abac a 135€ (11 platos y 4 postres) y el Menú Gran Abac a 165€ (14 platos y 4 postres).

Hay que puntualizar que no es estrictamente un menú corto y uno largo y es que el corto incluye platos que el largo no tiene.

En la carta avisan que los menús se sirven a mesa completa.

Nosotros éramos 4 y llevábamos desde el miércoles haciendo dobletes comida-cena en muy buenos sitios así que tres no querían el menú Gran Abac y obviamente yo lo quería a muerte.

Llega uno de los jefes de sala y le preguntamos si por favor podemos tomar el menú Abac tres de nosotros y yo el Gran Abac.

Su respuesta no pudo ser más seca y seria: NO.

Nos quedamos paralizados pues en vez de un camarero de un restaurante donde vas a dejarte una pasta parecía el típico funcionario de ventanilla amargado perdona vidas.

Intento razonar con él y le explico que entiendo la regla pero que se imagine que yo estoy cenando solo y ellos están en otra mesa, que entonces sí podríamos tomar menús diferentes, ¿no? Contesta que en ese caso sí pero que somos la misma mesa y que no.

Me cagué en todo. Entiendo que en mesas grandes es un caos que varios tomen menús diferentes y otros de carta. Pero toda regla debe ser analizada en cada caso concreto y sinceramente, no les costaba nada ser más amables y permitirlo. Muchas veces estos grandes restaurantes, sobre todo en ciudades como Madrid o Barcelona, van de sobrados y les falta humildad.

Bueno, pues como os contaba, apareció Jordi casi al final de la cena. Os intento reproducir la conversación:

-¿Qué tal la cena?- dijo Jordi.

-Muy rica pero me fastidia que no me hayáis dejado tomar el Gran Abac y ellos el Abac- le respondo.

-¡¿Cómo no te vamos a dejar?! La regla es que no pero si insistes te dejamos- responde él.

-¡Joder pero si me lo prohibieron!- le contesto viendo que me va a chulear.

-¿Quién te lo prohibió?- me dice.

-¡Él!- le contesto, señalando al jefe de sala que le acompaña en la presentación.

-Nada, eso es que no insististe bien, a él le aprietas un poco y claro que te deja, faltaría más. Además así tienes un motivo más para volver- me suelta Jordi con una sonrisilla y dando un paso atrás con intención de alejarse de mi mesa para eludir el tema y es que estará acostumbrado a que el 99% de las mesas le coman la polla.

-Anda a tomar por culo- le suelto. Es broma.

Debo reconocer que Jordi fue educado y simpático y no voy aquí a montar un pollo de cliente indignado. Solo quiero dejar claro que yo iba con mucha ilusión y ganas de probar el Gran Abac y que considero que no se debe obligar a que todos los comensales de una mesa se pongan de acuerdo sobre qué puto menú tomar.

Un tipo que vende en Masterchef que lo primero es el cliente y además en un sitio donde te gastas 200€ por barba, creo que deberían ser más flexibles para estos casos. Pero amigos, vivimos en un tiempo donde los chefs son estrellas de la tele, salen en revistas y en twitter no paran de piropearles y claro, se crecen y entonces hacen con el cliente lo que les de la gana. Es el boom de la alta cocina y algún día estallará.

Tras la cena pensaba que lo que teníamos que haber hecho cuando no nos dejaron tomar diferentes menús era levantarnos educadamente y decir que lo sentíamos pero que entonces preferíamos irnos. A ver ahí entonces qué harían.

Volviendo a mi cena, y a pesar de este incidente, debo decir que el Menú Abac estuvo a altísimo nivel con muchos platos de matrícula de honor, mereciendo perfectamente la tercera estrella, hecho que lógicamente hizo que me jodiera más aún no tomar el Gran Abac.

Respecto al servicio, este es excelente con un fallo que ya es regla general en casi todos los restaurantes: si no caes en la trampa de pedir una copa de vino de aperitivo que te cobrarán como oro, lo normal es que te sirvan varios snacks sin tener aun el vino en la mesa. Es algo que odio. Primero sírveme el vino, déjame saborearlo un poco, y entonces ya puedes empezar a traer la comida.

En Abac hay bastante paripé: trampantojos, presentaciones originales, humos, etc, lo cual me flipa si, como ocurre aquí, luego el contenido del plato en boca está delicioso.

De todo el menú, me parecieron de matrícula 5 de los 11 platos, algo solo al alcance de los más grandes:

Bloody Mary on the rocks.

Taco de maíz y foie gras con helado de male.

Brioche frita con anguila asada, wasabi y alioli ahumado. Puede que fuera el mejor.

Curry de pieles y carnes de atún.

Pintada a la brasa con maíz y foie gras.

De sobresaliente el Jugo de coco y corales thai con colas de cigala, y el jugo de cebolla asada, así como todos los postres, dulces y riquísimos.

Lo más flojo, de notable: el ceviche de ostras y pisco donde el sabor de la ostra ni se percibía, el calamar tratado como un arroz que no estaba más rico que un auténtico arroz con calamares por lo que tanto paripé en este caso no servía de nada, y la lubina que nos pusieron como pescado.

Otro fallo para mí es que los precios de los vinos estén por las nubes, empezando -el más modesto y barato- en 50€. Optamos por un champú Bollinger a 103€ y, aquí punto a favor del sumiller, un rico Burdeos Chateau Dauphine 2006 (50€).

Tras los postres, salimos al agradable jardín –aquí no se cena, solo es para pre y post cena- a tomar el café y los rico petit fours.

Llegamos a las 22:00 y acabamos a las 01:30, siendo prácticamente lo últimos en irnos.

4 horas de grandísimo disfrute. 190€ por barba. Precio muy alto pero normal en sitios de este nivel.

Aunque por el incidente me dan ganas de dejarle en 9 Lunas, realmente se merece 9,5 Lunas.

Merecidas 3 estrellas Michelin.

Dirección: Avenida Tibidabo, 1. BarcelonaTlf: 933196600Web: http://www.abacbarcelona.com/es/restaurante

Web:

Yo pagué: 190€ | Precio medio: 190-220€

Fecha de la visita: Abril 2015

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