Barcelona

DISFRUTAR BARCELONA

Es la una y media de la madrugada y acabo de salir de Disfrutar Barcelona, donde, durante cuatro horas, he estado tomando su Menú Degustación Disfrutar (185€), el menú más largo y completo de los tres que ofrecen (30 platos/bocados), costando 120€ el menú de platos clásicos, y 150€ el de temporada.

Ha sido mi segunda visita. La primera fue con mis padres en abril de 2015, justo cuando acaba de empezar a andar Disfrutar. Recuerdo entonces aquel momento saliendo del restaurante, bastante desilusionado con la experiencia ahí vivida, y con mi padre diciéndome que me dejara de experimentos, pues no éramos conejillos de indias y, además, estas pruebas no eran baratas. En ese viaje, luego probamos Abac (9 Lunas), Dos Cielos (8.5 Lunas) y Ricard Camarena (8 Lunas), y, en parte, me volví a reconciliar con mi padre.

Caminito al hotel, Cristina y yo vamos comentando la gran decepción vivida en Disfrutar Barcelona. Para ella era la primera vez, y yo le había prometido que iba a ser una de las mejores y más divertidas cenas del año. Quería pensar que aquella decepción vivida por mí en 2015 se iba a reparar con esta segunda visita. Me empeñaba en creer que, si Michelin le había concedido la segunda estrella, si The World’s 50 Best Restaurants lo había colocado en el puesto 55, si otras importantes guías lo colocaban entre los mejores de Europa, si Repsol le había dado los 3 soles, si la Guía Macarfi lo consideraba como el mejor restaurante de Barcelona en sus ediciones de 2017 y 2018, y si Matoses la consideraba la segunda mejor experiencia vivida en su 2017, aquella decepcionante experiencia vivida por mí en 2015, tenía que haber sido en parte culpa mía, por no haberlo entendido y, en parte, por no haber dejado más tiempo para que la cocina de Disfrutar se desarrollase y asentara.

Pero la realidad era la misma que hace 3 años. No me había gustado y a ella tampoco. Encima su cabreo era considerable por haberme gastado 485 Euros, tras mis meteduras de pata en París.

Me voy a dormir decepcionado y dubitativo, pensando qué me puede pasar para no ver en Disfrutar las maravillas que otros cuentan. Pienso en los premios y halagos de otros restaurantes como el Celler Can Roca (10 Lunas), DiverXo (10 Lunas), Azurmendi (10 Lunas) o Aponiente (10 Lunas) y me digo: totalmente de acuerdo, esos sí son restaurantes nivel Máximo Dios. ¿Y qué pasa con Disfrutar? Prefiero no darle más vueltas y me duermo.

Me levanto a las 11 y leo un WhatsApp de mi amigo Luis, preguntándome por la cena en Disfrutar. Luis, compañero en muchas de mis experiencias gastronómicas, me había comentado que sus dos visitas a Disfrutar en 2017 le habían parecido lo máximo.

Le contesto que no me ha gustado e inmediatamente me llama.

– ¿Cómo qué no te ha gustado? –dice entre sorprendido y enfadado.

– No macho. Mucha técnica, mucho trampantojo y todo el paripé que quieras, pero luego el sabor de la mayoría de los platos no me emocionó, habiendo incluso bastantes que me han parecido muy sin más –le contesto.

– Pero vamos a ver, no entiendes nada. Mateu Castañas, Oriol Castro y Eduard Xatruch fueron los jefes de cocina de El Bulli. Ellos inventaron muchas de las técnicas que hoy ves como algo normal en muchos restaurantes con estrella. No existe un restaurante más creativo. ¿Qué coño haces yendo a Disfrutar si no quieres técnica, juegos y sorpresas? –me dice totalmente indignado.

– Joder, por ejemplo, en DiverXo también veo técnica, juegos y sorpresas, pero el tema es que luego todos los platos están acojonantes. Cosa que, en absoluto, ocurre en Disfrutar. A mí me encanta el paripé y los trampantojos, pero siempre que vayan acompañados de sabores brutales; si no es que no me aportan nada –le respondo casi con miedo, como si le estuviera rebatiendo a Ferrán Adriá cómo crear una esferificación.

– No puedes compararlo con Diverxo. Disfrutar es el restaurante más creativo de España. Ellos inventaron todo esto y, por eso, pueden permitirse estos juegos que, si los hiciera otro restaurante, quedarían ridículos. Además, aquí todos los paripés están justificados. Y no es solo la técnica, es el conjunto de puesta en escena, la sala, el buscar sabores diferentes, tomarte una secuencia de liebre que está de llorar o gozar con una puta almendra –me comenta como si esto fuera un debate en el Parlamento catalán entre Arrimadas y Puigdemont.

– Independientemente de la técnica que conlleven, la Lengua helada con pasión de ron, la Remolacha que sale de la tierra, la Rosa&Lichis, el Sandwich de gazpacho, donde la espuma imita a un pan de molde, los Macarrones carbonara, donde el macarrón está hecho de gelatina, el Mango haba tonka con whisly, o el Polvorón de tomate y caviaroli de aberquina, no son platos que al meterlos en la boca digas: ¡brutal! ¡Es imposible decir eso! -. E igual pasa con el Ceviche deconstruido, el Tatín de foie-fras con maíz mutiesférico, la Navaja a la sal, las Alemendras supertiernas en vinagreta, la Costilla de salmón con mojo de estragón, o la Sidra casera con el Milhojas de Idizabal. Platos muy bonitos, originales, creativos y con muchos efectos especiales, pero no son sabores que enamoren –le intento explicar.

– Pues a mí esos platos me gustaron.

– Pues te gustarán, pero seguro que no mojaste los pantalones -. Te voy a decir lo mismo que estaba ahora diciendo en Twitter a los cuatro tontos de siempre, esos amargados que se consideran con la verdad suprema en gastronomía y que pueden decir que Mugaritz es una mierda, pero luego no permiten que alguien diga que Disfrutar o L’Astrance no les gusta: me apuesto lo que quieras a que os pongo varios de los platos de Disfrutar fuera de ahí, y hasta no os gustarían. Es más, con los ojos vendados, centrándonos solo en el sabor, te doy a probar bocados del menú como la Rosa&Lichis o el Sandwich de gazpacho, y me encantaría ver tu reacción. Pero claro, con Disfrutar os empalmáis todos tanto que se le permite cualquier cosa. Hay demasiada tontería en este mundo.

– Es que esos platos no se entienden fuera de Disfrutar –vuelve a decirme con tono desesperado.

Pues me parece absurdo crear un trampantojo de macarrones carbonara que no está más rico que unos de verdad -. Entonces creo una tortilla de patata sin huevo ni patata, y que no está mejor que una de Betanzos, y ¡tachán! Soy pura creatividad. Tonterías. Eso sí, el Bollo chino relleno de caviar, la Copa de Liebre, Laksa, el Suquet de langostinos o el Pichón, me fliparon.

– Si no te gustan estos juegos, no entiendo por qué vas a Disfrutar. Es como si alguien va a Lera (10 Lunas) y se queja de que solo hay guisos y caza.

– Ya, soy gilipollas por haber vuelto, pero quería darle una segunda oportunidad –le respondo resignado-. Aunque debo decirte que la diferencia con tu ejemplo es que en Lera todo está de muerte. Y aquí no. Entiendo que si llevo a Disfrutar a mi primo de 25 años, que ha estado en pocos restaurantes de nivel, alucinará con el juego y paripé de Disfrutar. Como me pasaba a mí hace 10 años. Pero hoy en día, antepongo por encima de todo el sabor a cualquier otro efecto. Eso sí, te  reconozco su magnífico trabajo en cocina y le doy un diez al servicio de sala. Además, es un privilegio tener en España un restaurante como Disfrutar, y más a este precio, visto cómo están las cosas por ahí fuera. Y ojalá lleguen a ser el número 1 del mundo y consigan la tercera estrella. Es un orgullo tener en España cocineros así, aunque a mí su cocina no me llegue. Disfrutar no está hecho para mí. Y eso que mi cena en 2010 en El Bulli fue una de las mejores de mi vida.

– Bueno, no estamos de acuerdo, eso está claro -. Oye, ¿y cuántas Lunas le vas a dar? Porque con tu forma de puntuar, si a Habanera, que es una mierda, le das 8 Lunas, a Disfrutar, que es el Dios en la creatividad, deberías darle mínimo 8.

– Tienes razón –le respondo. -Pero es que si a Habanera le dieran mañana una estrella o pasara a costar 80€, automáticamente bajaría a 0 Lunas. Valoro cada restaurante por lo que representa en su categoría, pero siempre dejando las cosas claras al lector de lo que ahí se va a encontrar, sin que mi puntuación le pueda llevar a confusión –le intento explicar. Por eso, en mi opinión, para el lector que busque técnica, paripé y creatividad, aceptando sacrificar sabor por originalidad, que sepa que, en esos aspectos, Disfrutar es 10 Lunas. Pero para el lector que espera emocionarse en un restaurante con 2 estrellas, en manos de los que fueron jefes de cocina de El Bulli, que está en lo más alto de todas las guías y que, encima, cuesta más de 200€, y si además mi lector disfrutó como nunca en El Bulli o se emociona ahora con un DiverXo, Etxebarri (10 Lunas) o Celler, le digo que, para mí, son 5 Lunas, que explica perfectamente la sensación con la que yo salí de Disfrutar.

– Bueno, lo que quieras, pero ya sabes te van a dar duro con tu crítica y te van a decir que no tienes ni idea, aunque bueno, ya estás acostumbrado. -Oye, ¿qué próximas visitas tienes? –me dice ya con otro tono más alegre.

– Me toca Celler, Venta Moncalvillo (9.5 Lunas, La Rioja), Casa Gerardo y Casa Marcial (Asturias) y Casa Marcelo (Santiago) -le respondo.

– Grandísimos sitios. Ahí disfrutarás de verdad. Ya me contarás. Abrazo, bro – me dice despidiéndose.

– Abrazo.

 

Dirección: Carrer de Villarroel, 163. BarcelonaTlf: 933486896Web: http://es.disfrutarbarcelona.com/

Web:

Yo pagué: 250€ | Precio medio: 200€

Fecha de la visita: FEBRERO 2018

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