Esta crítica se dividirá en 4 Capitoli. El Primero, será un Manual sobre cómo debes pedir matrimonio a la mujer que amas. El Segundo, se referirá a mi hincamiento de rodilla. El Tercero, se referirá a la crítica sobre el atraco que sufrí en Enoteca Pinchiorri y, el Cuarto, será una breve guía sobre Florencia.
CAPITOLO I. MANUAL SOBRE CÓMO DEBES HINCAR RODILLA.
Sezione 1. Introducción.
Pedir matrimonio es uno de los momentos más importantes de la vida de todo hombre y, por el significado y repercusión que implica, deberías hacer algo único e inolvidable.
El cómo querer vivir ese momento dependerá de la forma de ser de cada uno, del bolsillo, y de lo enamorado que estés.
Si eres un disfrutón de la vida y estás brutalmente enamorado, dedicarás mucho tiempo para montar el plan perfecto.
Si eres más bien soso, o si estás poco enamorado, lo más seguro es que no montes nada especial.
Y, por último, está el factor dinero que, aunque no siempre tiene por qué, puede llegar a influir bastante.
Sezione 2. Breve cavilación sobre las relaciones.
Quiero empezar haciendo una corta reflexión personal de los que considero son los tres principales tipos de relaciones y cómo influyen en el hincamiento de rodilla. Aclaro que no son reglas absolutas y todo es bajo mi criterio y experiencia de vida.
Los que llevan desde muy jóvenes. Hay muchas parejas que empiezan muy pronto, normalmente entre los 17 y 20 años y, por tanto, tienen un noviazgo muy largo de, aproximadamente, unos 8 años y, cuando por fin deciden casarse, puede que lo hagan por realmente seguir enamorados pero, lo normal, es que se casen porque “toca”.
Estas relaciones son peligrosas, ya que te casarás habiendo probado a una única persona, sin conocer bien qué es lo que realmente hay ahí fuera y, en un futuro, son muchos los integrantes de ese tipo de pareja que caen en la “tentación”.
Dicho esto, dejo una comparación: es como si consideras que el mejor sushi de Madrid es el del Sushi Shop porque es el único que has tomado y nunca has probado Kabuki, Miyama, 99 Sushi bar, Soy, Kokoro, etc. Aquí se corre el riesgo de que, según se vaya acercando el día de la boda, empiece a recorrer por tu cuerpo un tremendo agobio de pensar que, efectivamente, no vas a probar nunca nada más y, entonces, puede entrarte el miedo de pensar si realmente es el hombre/mujer de tu vida o sólo lo es porque no conoces nada más, lo que, en algunos casos, lleva a anulaciones de boda en el último minuto.
Lo normal es que en estas relaciones no exista el momento hinchamiento de rodilla, sino que casarse sea algo hablado por la pareja, un mero trámite, como elegir si compras pan blanco o de cereales.
Noviazgos muy largos. Suele ser el caso más frecuente. Tras un par de relaciones, a los 23-24 años empiezas con tu novio, tenéis una relación de 5 años, y ya decidís dar el paso de casaros.
Hace tiempo que leí que el enamoramiento dura seis meses y el amor eterno tres años. Es muy frecuente que estas relaciones tiren para adelante por conformarse, sin estar ya enamorados, asumiendo que el amor no existe, que la vida es así y que es obligatorio casarse porque nadie quiere quedarse solo y, en el fondo, ya os conocéis y os tenéis cariño.
Son muchos los casos en los que el hombre se casa porque es ella la que “se empeña” en casarse y, por tanto, él vivirá el hinchamiento de rodilla sin mucha ilusión, asumiendo que, como en el caso anterior, casarse es lo que toca. Tras la pedida, suele ser ella la que se encarga de toda la organización de la boda, viendo por fin cumplido su sueño, con la ilusión de que es “su” fiesta, y, por tanto, dedicándose únicamente a detalles como su vestido y decoración mientras olvida otros fundamentales como comida, música, timming del cocktail, cena, y, por tanto, resultando ser bodas algo/muy/tremendamente aburridas y llenas de detalles “muy monos” para la posterior salida en prensa de la bodita.
Noviazgos muy cortos. Hablo de casarse a los 2 años de noviazgo. Una auténtica lotería ya que pueden salir de maravilla o ser un absoluto fracaso. Suelen ser peligrosos si empiezan con más de 30 años y llegan en un momento de absoluta ansiedad por encontrar pareja, ya que se corre el riesgo de conformarse con el primero que sea medio decente ante el absoluto pánico a que se te pase el arroz y te quedes solo.
Lo normal es que en el momento hinchamiento de rodilla tu enamoramiento esté en su pico más alto y, por tanto, quieras hacer algo muy espectacular. La boda la vivirás también con mucha ilusión y te casarás plenamente enamorado. La pena es que, muchas veces, también el divorcio es rápido y lo haces con la misma ilusión y plenamente frustrado.
Sezione 3. El hincamiento de rodilla. (Consta de 3 Partes).
Parte 1. El anillo.
La primera elección es el anillo.
Lo más clásico es decantarte por un solitario y, además, es lo más recomendable ya que toda mujer prefiere un solitario en su mano. La variedad de formas y calidades de solitarios es amplísima, y es aquí donde, si quieres currártelo, entra el verdadero quebradero de cabeza. Yo me he tenido que hacer un experto.
Las joyerías típicas y más fiables en Madrid son, entre otras: Suárez, Yanes y Cartier. Las calidades de sus diamantes siempre van a ser muy buenas y sus diseños son sencillos y te aseguran el acertar. Eso sí, asume que pagarás “marca”. Por eso, si podéis, y ya que en el solitario lo único importante es la calidad del diamante, preguntad en otras joyerías sin renombre pero que sean de fiar, ya que en algunas incluso te podrán diseñar el anillo a medida y gusto. Incluso os aconsejaría que preguntaseis en Joyerías de fuera de Madrid. Veréis qué diferencia de precios (hablo de incluso miles de Euros). Y si os atrevéis, mirad webs como James Allen o Blue Nile donde podéis comprar muy buenos diamantes a precios excelentes gracias a que os ahorráis al intermediario.
El tamaño del diamante se mide por quilates.
A más quilates, más tamaño.
-Entre 0.2 y 0.3 quilates es prácticamente lo mínimo y la opción recomendada para los presupuestos más ajustados. Por 2.000 Euros puedes tener uno en Suárez o Yanes.
-Entre 0.4 y 0.5 quilates es el tamaño estándar y quedarás muy bien. Éste ya puede subir de 5.000 Euros en Suárez o Cartier.
-Entre 0.6 y 0.9 ya te vas a algo bastante serio que le flipará a tu novia pero, cuyo precio se empieza a disparar, superando fácilmente los 10.000 Euros. Por eso, para estos tamaños, lo mejor es buscar diamantes en otras joyerías sin tanto nombre pero igual calidad.
Superar el quilate implica un importante incremento de precio por lo que es absurdo comprar un diamante de 1.1 quilates ya que la diferencia con uno de 0.9 es mínima al ojo humano y sin embargo enorme en tu bolsillo. Por eso, si quieres pasar de un quilate y que entonces tu novia se desmaye al verlo (algo que le pasó a la mía), mejor vete a mínimo 1.3 quilates donde el tamaño del diamante ya será muy severo.
Lo siguiente a tener en cuenta es el color, pureza y tallado. Nadie da importancia a estas cosas y sin embargo es donde te pueden timar y donde se aprecia la verdadera calidad del diamante. Si os interesa, os dejo este link donde lo explica. http://www.diamantes-infos.com/diamante-tallado/evaluacion-diamante.html.
Solo os diré que nunca cojáis color H o inferior, ni pureza SI1 o inferior ni tallado inferior a Muy Bueno. Todo eso lo podréis comprobar en el certificado del diamante que os deben entregar en la joyería.
Enfocándonos en la protagonista, la mujer, todas ellas quieren un diamante grande, de eso que no os quepa la menor duda. Me contaba un joyero que a su mujer le regaló un anillo de la máxima calidad (color D, VVS1 Excelente) pero de 0,5 quilates y la mujer le dijo que prefería menor calidad (sin que eso implique bajar nunca de los niveles antes comentados, teniendo en cuenta también que mientras no se baje nunca de esos niveles de calidad, las diferencias entre máxima calidad y calidad muy buena son imperceptibles al ojo humano) pero tamaño un quilate. Como dice la película, «Diamonds are a girl’s best friend».
Aparte del diamante en sí, dadle importancia también al cuerpo del anillo y a las garras que sostienen el diamante. He visto diamantes muy feos por culpa de garras tan grandes que hacen desaparecer al diamante. Buscad el diseño más sencillo, fino y que más ensalce al diamante.
Aunque la joyería luego podrá ajustar el anillo, debes buscar cómo medir la talla de su dedo anular ya que no vale robarle un anillo que se ponga en el dedo índice ya que el tamaño no será el mismo.
Y, como al final todo el tema anillo es algo muy personal que dependerá del gusto de cada mujer, si no lo ves claro, consulta a su mejor amiga y, en último caso, si encima te vas a gastar un dineral, pregúntale directamente a tu novia cómo le gustaría el diseño del anillo. Perderá emoción pero mejor eso que invertir miles de euros en algo que luego no le guste y tenga que llevar toda su vida por no poder cambiarlo.
Parte 2. Dónde hincar rodilla.
Una vez elegido el anillo, toca elegir dónde hincar rodilla. Aquí las posibilidades son infinitas pero lo importante es que sea un sitio que signifique algo para ella. Evita horteradas como hacerlo en un restaurante. Siempre debe ser un momento íntimo y, si es en un lugar público, que no haya gente. Puede ser donde os conocisteis, en una ciudad a la que ella siempre haya querido ir o un sitio del que ella te haya hablado muchas veces. Lo importante es que signifique algo para los dos o al menos para ella (no sólo para ti, en plan pedirlo en el Bernabéu).
Parte 3. El hincamiento.
Y por último, toca el cómo hacerlo. Debe ser lo más sorpresa posible. Y debe ser hincando rodilla de verdad, a modo película. No pienses que será hortera porque recuerda que estaréis solos. Lo hortera es hincar rodilla a las 4 de la tarde debajo de la Torre Eiffel con 7 japones al lado haciéndo fotos del momento, pero no lo es sentados en su banco favorito con vistas a todo NY, solos en una cala preciosa o en una suite con vistas a todo Florencia y en pijama.
CAPITOLO II. MI HINCAMIENTO DE RODILLA.
La probabilidad de ganar el Euromillón es de una entre 76 millones y, pese a eso, normalmente cada semana a alguien le toca.
Todos sabemos que nunca nos va a tocar y aún así somos felices. No obstante, si quieres que te toque, debes jugar y, por 2€ a la semana, bien merece la pena intentarlo.
Las probabilidades de encontrar a alguien con el que desear estar toda la vida lo asemejaba a tocarme el Euromillón.
Tras varias relaciones que no funcionaron, vivía muy feliz como soltero asumiendo tranquilamente que me podía quedar solo. Lo que tenía clarísimo era que, antes que conformarme o meterme en una relación que me restara más que sumara, o que me aburriera, prefería seguir solo.
Y de repente, un día ganas el Euromillón y conoces a la que quieres que sea la mujer de tu vida. Es impresionante qué claro se tiene cuando das con el/la acertado/a.
Consejo: si dudas lo más mínimo, es porque no es él/ella.
Y el boleto ganador debes cuidarlo porque tienes que llevarlo al Banco a cobrar. Y a ella debes cuidarla si quieres llevarla al altar. Y una vez cobrado, debes administrar bien el dinero porque igual que llega se puede ir. Y tras casarte, debes tratarla igual que al principio si quieres que el amor dure para siempre. No puedes descuidarte ni puedes perder la pasión, ni olvidar los besos y abrazos. Te ha tocado el Euromillón y no puedes quedarte en el sofá volviéndote un obeso. Disfruta de tu premio.
No es tan importante la duración del noviazgo como lo que sientas y la seguridad que tengas en que va a durar para siempre. Puedes fracasar igual llevando 3 años que llevando 7 meses.
Teniéndolo tan claro, empecé a activar la organización del hincamiento de rodilla. Como las ganas e ilusión eran bestiales, y yo soy un tipo que organiza todo al detalle, quería un momento único.
Lo del anillo fue un verdadero quebradero de cabeza ya que, al no existir aún un Manual como este, me visité multitud de joyerías de Madrid, y del resto de España, y fue cuando me hice experto en diamantes y descubrí la tremenda diferencia de precios que existe.
Elegido por fin el anillo perfecto, decidí que lo quería pedir en Florencia, ya que ella siempre me hablaba de Florencia como la ciudad que más ganas tenía de conocer, así que, ¡qué mejor forma de enseñársela hincando rodilla!.
Tras gastar los Avios y puntos Amex en el billete de avión (volar a Florencia puede costar igual que volar a NY), tocó elegir hotel, y, como quería que tuviera vistas al Ponte Vecchio, el que más me gustó fue el Pallazo Alfieiri y su suite prestige. Ya tenía anillo, avión y hotel así que me faltaba elegir cómo y dónde. Finalmente, decidí hacerlo en la habitación, en la ventana, viendo todo Florencia y, de repente, cuando menos se lo esperaba, zasca, hincamiento de rodilla.
Y funcionó. Me caso.
CAPITOLO III. CRÍTICA DE ENOTECA PINCHIORRI. ESTO ES UN ATRACO.
Una vez hincada rodilla y recibir un “sí”, tocaba celebrarlo en un buen restaurante. Si nos fiamos de la Guía Michelín, Pinchirorri es el mejor restaurante no solo de Florencia sino de toda la zona de la Toscana, galardonado con 3 estrellas. Por muchos es considerado uno de los grandes clásicos de Italia, un lugar de culto.
Para evitar sorpresas comprobé en su web que el menú degustación costaba entre 180 y 250 Euros. Aunque el menú parecía corto, asumí el coste por ser Florencia y querer celebrar un momento único e irrepetible.
Pinchiorri está dentro de un Relais&Chateaux lo que es sinónimo de lujo y elegancia.
Aunque el edificio es muy bonito, la moderna decoración interior le hace perder parte de su encanto. Además desde la sala no esperes ninguna vista al exterior. Para estar en una ciudad única como Florencia, y por ese precio y ese lujo, qué menos que estar cenando y sentir Florencia. La sala podía estar en Florencia igual que en Burgos.
El restaurante es grande, con bastantes salas. Aunque estaba lleno, reservando con un par de semanas de antelación posiblemente consigas mesa.
El servicio es excelente, con un trato exquisito en todos los sentidos.
Ambiente principalmente extranjero, predominando turistas millonarios, con bastantes rusos. Es recomendable ir con chaqueta.
Ya en mesa te ofrecen una copa de un rosado espumoso italiano a la que te invitan, así que aceptadla sin miedo a que luego te cobren 20€ por ella.
Nos traen una carta que pensaba sería de un tipo de vinos y resultó ser de aguas. La más barata cuesta 10€. Solán de Cabras a 35€.
Llega entonces el mamotreto de los vinos. Voy a los blancos buscando un Riesling y según voy pasando las páginas no paro de ver precios con cuatro cifras. Noto un pequeño mareo. No hay ningún Riesling, sino blancos franceses a mínimo 300€. Decido ojear los tintos. Voy a España y el más barato es un Priorat a 450€. Siento un pequeño colapso. No encuentro vinos de menos de 300€. Llamo al sumiller. Mi idea original era decirle que me recomendase un vino de no más de 100€ pero viendo el percal le digo que no más de 200€. Amablemente me dirige a una sección de la carta y me ofrece un Burdeos a 275€. Moviéndonos en esas cifras, parece ser que al sumiller 200 o 275 le parecía lo mismo. Veo entonces un tinto a 225€ y le digo directamente que ese, como quien en un concurso se planta aliviado conformándose con su premio. Resultó ser un Borgoña de Gevrey-Chambertin 2013. En tienda cuesta 50€.
Cuando se acabó la botella, le pregunté por un blanco más barato y me ofreció un Chardonnay italiano a 125€ que en tienda cuesta 30€.
Si hay algo que me reviente es una carta de vinos con precios desmedidos. Puedo aceptar un Menú Degustación a 250€ pero que me la metas en los vinos me indigna.
Siguiendo mi regla de elegir siempre el menú más largo, aquí costaba la friolera de 250€ y constaba de 8 platos de los cuales ninguno llegaba a matrícula.
Con calificación de Bueno estaba el “Atún con café y mejillones”, “Calamar rebozado y salsa bearnesa” y la “Ternera”.
Con calificación de Muy bueno estaba el “Huevo con espárragos y bacon”, los “Raviolis de conejo” y el “Cochinillo”.
Postres correctos, siendo el huevo de chocolate blanco con fresa el que más me gustó. Al final te traen un carrito de chocolates ricos pero que en absoluto sorprenden.
Con dos botellas de agua y los vinos, entre dos, 870€, es decir, 435€ putos euros por barba.
Una vez más, como ya me pasó en Benu de San Francisco, me gasto un pastizal en una cena que no lo vale.
Estoy harto ya de Michelín y su puta madre, porque en el extranjero regala estrellas y en España en cambio impone una exigencia infinitamente mayor. Lo que ya me ha quedado completamente claro es que en España somos unos afortunados por tener restaurantes donde se come de cojones a precios mucho menor que los grandes del resto del mundo. Que en el Celler, DiverXo, Dacosta o Azurmendi puedas darte un verdadero homenaje de comida y bebida por 300€ y que en Enoteca te cueste 435€ es para mandar a Michelín a tomar por culo. La relación calidad-placer de productos y vinos que tenemos aquí es única.
CAPITOLO IV. BREVE GUÍA DE FLORENCIA.
Un fin de semana en Florencia es suficiente como primera toma de contacto pero sin embargo los horarios de los vuelos hacen que seguramente debas cogerte libre el viernes. En puente, los billetes se disparan llegando fácil a los 500€.
Otra opción es volar a Pisa o Bolonia y coger un tren, pero para eso necesitas ya más días.
El taxi del aeropuerto al centro son 20€.
La oferta de hoteles es muy amplia y hay todo tipo de precios. A mí siempre me gustan hoteles con buenas vistas y, en este caso, el hotel Palazzo Alffieri, con su suite prestige me pareció brutal.
En cualquier época del año el número de turistas es acojonante. De hecho, en la zona de la ciudad donde se encuentran todos los puntos de interés lo único que hay es turistas.
Lo más típico es visitar la Galería Uffizi, la Accademia Gallery -donde está el David- y el Duomo. Para los dos primeros sin duda compra previamente los tickets por internet en este link http://www.uffizi.com/. Pagarás 10€ más pero te ahorrarás colas tremendas. Revisa bien el mail que te manden con los tickets ya que tendrás que llevarlos impresos.
Lo normal es mínimo una media hora de cola.
Respecto al Duomo, el ticket se compra en una pequeña oficina que hay por la plaza (pregunta a un policía para encontrarla) y te da acceso a todas sus partes. Una de ellas es subir a la cúpula. Verás que hay una cola de cojones para subir y es que solo entran veinte personas cada diez minutos, por lo que fácil hora y media tendrás que esperar. La subida hasta arriba es bastante infierno ya que son cientos de escalones en caracol por pasillos cada vez más estrechos. La sensación de claustrofobia puede ser importante, así que cuidado porque además mientras subes baja gente y el agobio es grande. Está organizado fatal y un día pude haber una desgracia fácilmente. Una vez arriba, tras más de media hora de subida, puedes observar todo Florencia. Muy bonito pero la espera y la subida no compensan. Quedáis avisados.
El resto de la ciudad, con el Ponte Vecchio, Santa Croce o Santa María Novella se ven en un paseo tranquilo de un día.
Para comer, por el centro hay multitud de restaurantes, todos para turistas. Precios altos. Yo para comer tomaría algún trozo de pizza e iría a restaurante para cenar. Por el centro, un fiorentino (preguntar a alguien de la ciudad que veas con buena pinta dónde iría con su abuela a comer siempre es fiable) nos recomendó ZÀ-ZÀ y me gustó la relación calidad-precio. Al otro lado del río, tiene fama Santo Bevitore que me pareció correcto. Con estrella, me recomendaron IL PALAGIO que por 100€ no saldrás tiritando como de Pinchiorri.
Dirección: Via Ghibellina, 87. FlorenciaTelf: +39 055242757Web: http://www.enotecapinchiorri.com/
Yo pagué: 435€ | Precio medio: 350€
Fecha de la visita: Marzo 2016