Suelo visitar Londres con bastante frecuencia ya que una amiga vive allí y me encanta pasar con ella fines de semana en esa gran ciudad.
Un simple fin de semana da para bastante y es que si vuelas al aeropuerto de la City, saliendo por ejemplo de Madrid un viernes a las 16, a las 19 –con el cambio horario- ya suelo estar en casa de mi amiga –cogiendo taxi claro-. Luego vuelta el domingo sobre las 19 y a eso de las 23 ya estoy en mi casa de Madrid.
En cada visita suelo elegir un buen restaurante donde cenar, unas veces elijo sitio de moda Sushisamba (8 Lunas), y otras prefiero que predomine la calidad de la comida: Hakkasan (8 Lunas), Dinner by Heston Blumenthal (8 Lunas).
En mi última visita el elegido fue HEDONE, que ocupa el puesto 63 en la lista de los mejores del mundo y que tiene 1 estrella.
Me bastó leer este artículo de Matoses para convencerme
http://www.metropoli.com/blogs/cuadernomatoses/2013/06/07/hedone-rock-roll-del-bueno-en-londres.html
Reservamos con un mes de antelación. Y reservamos en la barra donde me habían dicho que la experiencia era mucho mejor y fue todo un acierto.
Para cenas de dos, soy fan absoluto de las barras. Las mesitas para dos en sitios elegantes me aburren, prefiero algo más divertido e informal.
Y la barra de Hedone cumple a la perfección ese toque divertido e informal pues cenas un menú degustación digno de cualquier gran restaurante sentado en un taburete frente a la cocina viendo toda la preparación de los platos. Me encantó esta experiencia.
Hedone se encuentra bastante alejado del centro de Londres. Ir en Uber te costará unas 25-30£ y se tarda unos 20 minutos.
Nosotros fuimos a cenar a las 21:30.
El restaurante es bastante chulo, con paredes de ladrillo y suave luz. Aparte de la mencionada barra en la cocina abierta, cuenta con varias mesas, todo en el mismo espacio. Ambiente bastante joven, nada serio. Me gustó.
Nos sientan en la barra y nos traen la carta. Hedone solo se rige por menús y este cambia cada día. Al frente de la cocina se encuentra el sueco Mikael Jonsson, todo un personaje por lo que he podido leer. Tiene fama de exigente y algo chalado y viéndole trabajar en la cocina me lo creo totalmente.
En la carta hay tres menús: el Menú Degustación del día a 75£ (+59£ o 79£ si quieres maridaje), y el Menú Carte Blanche que puede ser de 95 o 125£ (+79 o 109£ de maridaje). En el Carte Blanche Mikael da lo mejor de él y la diferencia de precio de 95 a 125£ es simplemente porque en el segundo usa langosta y caviar, pero la cantidad de platos es la misma: 11.
En la carta se dice que el menú debe ser igual para toda la mesa pero yo quería el menú de 125£ y mi amiga, que tampoco es una apasionada de la comida, se conformaba con el de 75£. Preguntamos entonces al jefe de sala si podíamos tomar diferentes menús y nos dijo que no. En la barra, justo al lado, teníamos a dos personas cenando solas así que le dijimos al jefe de sala que hiciese como si fuéramos dos personas separadas que vienen solas a cenar y que cada uno toma un menú diferente. Tuvo que ir a preguntar al mismo Mikael y como era de esperar, la respuesta del sueco fue NO.
Como veis, esta absurda regla de tener que tomar todos el mismo menú no solo existe en España.
Que siendo dos y sentados en la barra donde había varios cenando solos no nos dejaran tomar menús diferentes me pareció de lo más ridículo que he visto.
Tuvimos que optar los dos por el menú de 125£ y para beber un champú Varnier a 82£ que era de lo más “barato” de la carta. Tras el champú, el sumiller, un francés muy majo, nos puso un rico Borgoña Rully 1er Cru 2010 a 58£.
El menú consta de 11 platos y dos postres.
A Mikael le obsesiona el producto de cada temporada y cuida mucho la técnica pero sin olvidar el sabor.
Una anécdota curiosa. Resulta que no somos bilingües por lo que cuando te explican los ingredientes de cada plato lo normal es enterarse de poco o nada. De hecho, cuando se iba el camarero le preguntaba a mi amiga que qué coño había contado y ella decía que ni zorra. Pues bien, durante toda la cena, en la cocina delante de nosotros a exactamente un metro tuvimos a un cocinero que nos miraba pero no hablaba hasta que acabó la cena y nos dice de repente: “¿os ha gustado la cena?”. Joder resulta que el tipo era sevillano y en toda la cena veía no enterarnos de mucho y en ningún momento nos ayudó.
Tras una deliciosa mantequilla para untar en pan casero, llegan 3 pequeños snacks que no eran ninguna maravilla.
Muy rico un plato a base de caviar y cangrejo.
Bueno uno de pepino y queso.
Muy rico los espárragos verdes con salsa holandesa.
Sin más la vieira con trufa negra. La trufa no aportaba nada.
Brutal el plato con langosta. Sabrosísima.
Ricos los raviolis de parmesano.
Muy rico el foie a la plancha aunque era un plato sin ningún misterio.
Y brutal el pichón, un clásico de la casa.
De postre, lo más famoso es la tarta de milhojas que no sé por qué coño no nos la pusieron. En ese momento llevaba mucho champú y borgoña encima y no recordé reclamarla pero quería haberla probado. En su lugar nos pusieron un soufflé de limón y un postre de chocolate y frutos rojos. Buenos.
La cena duró 3 horas y si las disfrutas con alguien con quien te lo pasas genial, si encima le sumas la experiencia de cenar en la barra viendo la cocina y si encima los platos están ricos, tienes una noche absolutamente Top.
La cena salió por 450£, es decir 225£ cada uno, de los que 140£ fueron bebidas. Para ser Londres, me pareció un precio razonable.
Absolutamente recomendable la experiencia en barra.
Dirección: Chiswick High Road, 3101. LondresTlf: 44 20 8747 0377Web: http://www.hedonerestaurant.com/
Yo pagué: 316€ | Precio medio: 150-200€
Fecha de la visita: Abril 2015