- Menú largo
- Menús
- Sala
- Entrada
- Ventresca
- Croqueta
- Aperitivos
- Gamba blanca con mojo
- Salpicón de chipirón
- Caldo millo
- Postre
- Bebercio canario
- Postre
- Sardina curada
- Vinos
- Tomates aliñados
- Sala
- Potas
- Bocata de pata asada
- Postre
- Lomo vaca
- Arepa de grouse
- Cuenta
Gofio acaba de ganar una estrella Michelin y no hay duda de que se la merece.
No obstante, la Guía, año tras año, sigue demostrando su total falta de homogeneidad.
Ellos mismos dicen que: “ya sea en Asia, en América o en Europa, el inspector de la Guía MICHELIN respeta exactamente los mismos criterios para evaluar la calidad de una mesa y aplica las mismas reglas en sus visitas”.
Menudo embuste. Si eso fuese cierto, por ejemplo, Streetxo, Nakeima o Umiko tendrían ya una estrella, al igual que la tienen en Asia restaurantes con un concepto de local más informal.
Por no hablar de Zalacain, La Bien Aparecida, La Tasquita de Enfrente, Horcher, etc. Si estuvieran en Francia, ya lucirían su estrella. Y eso solo si pensamos en Madrid, porque podríamos extenderlo a muchos otros de España.
Pero todo eso no quita dos cosas.
La primera: Michelin es una empresa privada que puede hacer lo que le salga del pie. Igual que, por ejemplo, se puede no estar de acuerdo con estas 9.5 Lunas para Gofio, hay que tener claro que ni Michelin, ni Repsol, ni Metrópoli, ni cualquiera que libremente dé su puntuación, son organismos públicos pagados por los impuestos de los ciudadanos a los que exigir ninguna responsabilidad. Lo que pasa es que, al ser Michelin el mayor referente gastronómico mundial y vender unos criterios determinados para otorgar estrellas que luego muchas veces no se cumplen, es normal que sea objeto de tantas críticas.
Y la segunda es que Michelin, igual que falla, otras muchas veces acierta, y tanto con 99KO como con Gofio, los dos únicos nuevos estrella en Madrid, ha acertado, sin perjuicio de que consideremos que otros muchos restaurantes de Madrid también se la merecen.
Gofio es un pequeño restaurante (solo 20 comensales) situado en Huertas.
El local es un rectángulo bastante estrecho, decorado todo en tonos blancos que, gracias al largo espejo que recorre una de sus paredes, consigue ganar cierta amplitud, aunque esta solo sea visual.
La decoración es prácticamente inexistente, pareciendo más un estudio de arte o fotografía. Eso choca con su estilo de gorra, pendientes y tatuajes.
Pasando a la comida, según ellos mismos se definen, ofrecen una visión personal de la cocina canaria, basándose en los productos de la tierra canaria, con elaboraciones especiadas y sabores intensos, nacida de una gastronomía desde lo pobre, desde el aislamiento de las islas.
A mí este tipo de cocinas originales y que te ofrecen sabores nuevos, cuando están bien hechas, es lo que más me gusta.
Solo funcionan con menú degustación, a 50€ y 80€ el menú largo, llamado “canariedad máxima”. Sobra decir que hay que ir a por el largo.
Los platos del menú irán cambiando continuamente.
En mi visita, en octubre 2019, hubo bastantes bocados Nivel Dios: “Trucha de conejo al salmorejo con su jugo inyectado”; “Bocata de pata asada en olla de hierro y queso”; “Arepa de carne mechada de grouse y perdiz con mojo de aguacate”; “Gamba blanca con mojo hervido de sus cabezas y mojo verde de cardamomo”; “Croqueta de pollo con todo”.
A altísimo nivel también: “Potas en salsa de gamba roja y apio”; “Salpicón de chipirón de anzuelo y aguacate”; “Ventresca de albacora con tuétano y mojo rojo untuoso”; “Caldo millo con puerros asados y garbanzos tostados”; “Carabinero a la brasa con mojo hervido de vino palmeto tradicional”; “Sardina curada con mojo de cilantro a mortero y papas negras”; “Tomates aliñados, papaya y granizado de tomillo limón”.
Y, estando rico, el plato final de “Lomo bajo de vaca en adobo” fue el único plato que se queda en el notable.
Postres muy ricos, especialmente la “Leche asada de cabra con haba tonka, dulce de guayaba, petazetas y helado de gofio” que me pareció brutal.
Como veis, hacer un menú donde casi todos los platos son de sobresaliente ocurre pocas veces, por lo que bien se merece 9.5 LUNAS.
Enhorabuena a Safe Cruz por ser tan artista en cocina. Y genial su pareja Aida como jefa de sala.
Para beber, su sumiller Alberto solo ofrece vinos canarios.
Eso permite que la gente conozca vinos que, en otro caso, a lo mejor nunca probarían. Pero quizás sea algo que no guste a aquellos que sean más cuadriculados con el bebercio (pienso en mi padre, por ejemplo). A mí los vinos tintos canarios me encantan, sobre todo Ignios. Los vinos blancos, estando ricos, no me apasionan tanto.
El precio medio por persona rondará los 100-120€, en función del vino que elijas. Me parece un precio justo.
Imprescindible.
Dirección: Calle de Lope de Vega 9. Telf: 915994404
Yo pagué: 120€ | Precio medio: 100€
Fecha de la visita: OCTUBRE 2019