Asturias

CASA MARCIAL

El ya archifamoso término “CHIPÉ” nació durante mi viaje por Asturias y, concretamente, se definió en Casa Marcial.

 

Y es que, ¿qué coño significa CHIPÉ? Este término fue inventado por Cristina y, aunque no existe una definición clara del mismo, sigue las siguientes normas:

 

Primero: siempre se escribe con mayúsculas “CHIPÉ”.

 

Segundo: es una expresión que te sale cuando pruebas un plato que te sorprende, sobrepasando cualquier expectativa.

 

Tercero: una tortilla de patata, una ensaladilla o una gamba roja no pueden ser “CHIPÉ”, pues le falta ese factor sorpresa, aunque sí podrán ser Máximo Dios.

 

De todas formas, para tranquilidad de mis seguidores, debo reconocer que, a veces, es muy delgada la línea que distingue un “CHIPÉ” de un Máximo Dios.

 

Volviendo a Casa Marcial, este se encuentra en La Salgar, al lado de Arriondas, en lo alto del monte. Si apreciáis un poco vuestra vida, evitad ir al restaurante en coche, tanto si bebéis como si la visita es de noche. La carretera que sube al restaurante es bastante estrecha y llena de curvas, además de absolutamente oscura, por lo que hablad con el restaurante para que os manden su servicio de chófer o un taxi.

 

Para los que no conozcáis la zona, Arriondas se encuentra en pleno Río Sella, al lado de Cangas de Onís y Covadonga. Nosotros nos alojamos en el Parador y hasta allí nos mandaron una furgoneta desde Casa Marcial. Agradezco mucho aquellos restaurantes que son conscientes de que tienen una ubicación complicada y, por eso, ofrecen un servicio propio de transporte, o tienen algún acuerdo con los taxis para que no te cueste un cojón el viaje. Nunca olvidaré aquella historia que os contaba sobre La Bicicleta (1 estrella en Cantabria) donde les pedí un taxi al acabar la cena y me miraron como si les estuviera pidiendo un helicóptero para volver a Santander.

 

Una vez llegas a Casa Marcial, el paisaje que le rodea es espectacular, recordándome mucho a La Solana (Cantabria, 9.5 Lunas). La ubicación es tan bonita que se aprecia más al mediodía por lo que, si vais a cenar, os recomiendo llegar cuando aún haya luz. Nosotros fuimos a las 9 y estuvimos tomando un vino en su agradable entrada. Espectacular.

 

Como os contaba de Casa Gerardo (10 Lunas), Marcial también es un sitio a los que apetece ir con mal tiempo, aunque con sol el paisaje también se disfruta muchísimo.

 

Casa Marcial ocupa una casona de piedra que se divide en dos plantas. Nosotros comimos arriba, en la mesa pegada al ventanal, y esa es “la mesa”, pues desde ella podrás comer disfrutando del paisaje de la Sierra del Suave.

 

Tremendo mérito el de este restaurante que, en una ubicación tan complicada, sobre todo en invierno, donde no hay ni el tato por la zona, haya conseguido sobrevivir alcanzando las dos estrellas. Una tercera estrella le daría el empujón definitivo. Si por mí fuera, la obtendría este 2019.

 

Al frente de la cocina se encuentra Nacho Manzano, un tipo encantador y que cocina como los dioses.

 

Como ellos mismos se describen, su cocina parte de la tradición para crear su propio lenguaje culinario, aportando un elemento de sorpresa y modernidad.

 

Sorpresa que, como antes indicaba, es el origen de “CHIPÉ”.

 

Y es que Casa Marcial es una experiencia de sabores realmente sorprendentes por lo delicioso de cada plato.

 

El restaurante cuenta con dos menús: el largo, a 158€ y el corto, a 105€. También hay opción de carta, que consiste obligatoriamente en tres entrantes a 45€ y luego varios pescados y carnes entre 22 y 46€.

 

Como en todo 10 Lunas, hay que probar siempre el menú más largo. Tus sentidos lo agradecerán.

 

Todo el menú no baja del sobresaliente, alternando esta nota con muchas matrículas de honor.

 

Aquí se empieza con unos primeros bocados para comer con las manos tremendamente deliciosos: Almeja con su sofrito; Granizado con puré de algas; Crujiente de algas con gel de limón; Croqueta de jamón; Cresta rellena de paté de Pitu; Ostra y corteza; Revuelto de la casa sobre torto de maíz.

 

Con los snacks en los menús degustación casi siempre pasan dos cosas. O no valen nada, o están mucho más ricos que luego la mayoría de los platos del menú.

 

Aquí, en cambio, son el perfecto preludio de los soberbios platos que están por llegar, alternándose constantemente los “CHIPÉS”, “Máximo Dios” y “Dios”. Sin bajar nunca de ahí.

 

Memorables fueron platos como el Enaki, calamar y tinta de tierra (de los mejores platos que he tomado y perfecta definición de “CHIPÉ”); Sopa de salmonete; Callos de bacalao, jugo de perejil y colmenillas; Pato azulón con col lombarda con su albóndiga.

 

Y no menos espectaculares fueron: Menudos corazones (repollo); Oricio con su holandesa, hierbas aromáticas y yogurth; Colágeno, xarda y berros; Rape al vapor de algas y pacton, su hígado y su jugo; Pieza de ternera asturiana con verduras encurtidas; Arroz con pitu de Caleya; El Guertu (una forma más ligera de tomar fabes).

 

Y para culminar esta grandiosa cena, el espectacular postre de Leche y pasto; y uno de los mejores Arroz con leche que puedes tomar en tu vida.

 

Si con tanto adjetivo superlativo no fuera ya suficiente, aún hay más, pues el apartado de los vinos es espectacular. Al frente de la bodega está Juan Luis, un sumiller que lo tiene todo: amable, simpático, cercano y que, además, si te pones en sus manos, te dará de beber de cine. Con nosotros, decidió darle a los vinos portugueses con un blanco (1991) y un tinto (1990) de Luis Pato que estaban tremendos, además de otro blanco portugués magnífico Poço do Lobo Arinto de 1995, acabando con V.O.R.S Pedro Ximénez.

 

Y por último, un diez a todo el servicio, que mezcla a la perfección la educación y diligencia sin el formalismo y rigidez, innecesarios, de restaurantes de este nivel.

 

Toda esta cena, que puedo calificar de absolutamente legendaria, salió a 485 Euros. Me pareció hasta barato si lo comparas con otros dos estrellas de, por ejemplo Madrid, donde pagas más y comes mucho peor.

 

Me ha enamorado Casa Marcial, un restaurante que me encantaría poder visitar una vez al año.

 

Enhorabuena a todo el equipo, sois enormes.

 

P.D. Para rematar el viaje, comed al día siguiente en El Molín de Mingo, el restaurante de la mujer de Nacho Manzano. Hacedme caso.

 

Dirección: La Salgar, s/n, 33549 Arriondas, Parres, Asturias. Telf: 985840991

Web: www.casamarcial.com

Yo pagué: 240€ | Precio medio: 200€

Fecha de la visita: MARZO 2018

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