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En mi delicioso viaje por Asturias, hubo dos 10 Lunas: Casa Marcial y este.

Casa Gerardo se encuentra en plena carretera nacional, a 20 kms de Avilés y a 14 kms de Gijón. Y cuando digo “en plena carretera nacional” es en el sentido literal, a dos metros de la puerta del restaurante están pasando continuamente camiones. Así que, como salgas un poco bolinga o no tengas cuidado al cruzar para ir al parking, que está al otro lado de la carretera, puedes ser arrollado por uno de esos camiones que nombraba.

En nuestro caso, como dormíamos en Avilés, fuimos en taxi, lo que supone unos 50€ entre ida y vuelta. La opción más cómoda y segura para así poder disfrutar de Casa Gerardo como se merece.

El restaurante ocupa típica casona de pueblo con paredes de piedra. Resulta bastante acogedor y más todavía si es un día lluvioso, algo frecuente en la zona. Casa Gerardo es uno de esos sitios donde apetece resguardarse un día de mal tiempo ya que, incluso, se disfruta más así. Lo mismo me pasa con, por ejemplo, Lera, Venta Moncalvillo o Solana. Son sitios a los que, cuando voy, prefiero que haga malo.

Al frente de Casa Gerado se encuentra Marcos Morán, quien sucede en cocina a su padre Pedro, que todavía suele andar por allí. Un tipo absolutamente encantador Marcos, como casi todos los asturianos, son una gente maravillosa.

Al ser un restaurante familiar, consiguen transmitir al cliente esa cercanía y tranquilidad que muchas veces se pierde en los supuestos “grandes” restaurantes, en los cuales uno no para de recibir amenazas de muerte para que no te salgas del guion. Frente al formalismo y rigidez de muchos restaurantes donde, a veces y por su culpa, se acaba perjudicando el disfrute, las casas tradicionales como esta son la mejor garantía del máximo placer.

Otro aspecto que me gusta mucho de Casa Gerardo es que, pese a ser un estrella Michelin, aquí no te obligan a tomar su menú degustación sino que tienes opción de ir a carta.

Aunque su menú me parece Máximo Dios, a Casa Gerardo puedes ir a tomar solo unas Fabes y Arroz con leche, que son de los mejores que puedes tomar por Asturias. O crearte tu propio menú con los platos que más te apetezcan de la carta. O pegarte un festín de comida y cena para morir de placer aquí dentro. Tienes toda la flexibilidad que su cocina permita y siempre sin abusar, ya que a la gente de hoy en día le das la mano y te cogen hasta la cabeza.

Dentro de la opción de degustación, tienen dos menús: el corto a 70€ y el largo a 120€. Una casa que tiene 10 Lunas es un lugar donde es imprescindible tomar el menú largo y si os encaja, incluso añadirle algún extra que Marcos os pueda sugerir. Todo está tan rico que apetece probar la carta entera.

Dentro de mi Menú, hubo bastantes Máximo Dios: Ostra-caviar-pepino; Oricios-aceituna-bimi; Angula-huevo-trufa; Cogollo a la crema; Salmonete confitado con crema de puerros e hígados; Fabes; Arroz con leche.

Pero es que el resto del menú mantenía prácticamente siempre un nivel Dios con platos como Fabes con almejas; Bogavante-Zamburiñas-Papada; Callos; Pichón; Postre de Praliné con helado de avellana, natillas de haba tonka y mini bizcocho de chocolate.

Y a un nivel de notable alto se quedó el comienzo: Tosta de maíz con pitu; Bomba de foie; Brandada de bacalao; Croqueta de compango; Cochinillo-castaña-,ole; Crujiente de quesos; Pescado azul en escabeche.

Para beber, un absoluto máquina su sumiller Dani. Tras un rico Chablis, nos sacó un Viña Albina del 56 que estaba de muerte.

Esta comida, yendo a dolor, fueron 400€ que Cristina y yo pagamos absolutamente felices.

Una cocina sabrosa, deliciosa, sin chorradas, con un trato excelente y un bebercio magnífico. Un 10 LUNAS de manual.

Dirección: km 9 Carretera AS-19 Prendes

Web: www.restaurantecasagerardo.es

Yo pagué: 200€ | Precio medio: 100-150€

Fecha de la visita: ABRIL 2018