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Éramos 8 y pudimos sentarnos en una mesa redonda, aunque justitos.

El maitre es un tipo muy simpático y campechano, a la antigua usanza.

De aperitivo te ponen una chistorra que está de muerte, hasta tuvimos que decir que nos trajeran más.

Luego de primero tomamos una exquisita falsa lasagna de txangurro, sin duda de lo mejor de la cena. Es un primero para repetir. Además te lo sirven en raciones individuales por lo que es mucho más cómodo.

Los rollitos de langostinos estaban correctos, así como las croquetas.

Me gustaron los chipirones encebollados aunque ni de lejos se parecen a los de Guadañeta que puedes tomar en el norte.

Me quedé con ganas de probar las setas que tenían fuera de carta y las alcachofas a la marinera.

Pasamos a los segundos. Fuera de carta había un rodaballo apetecible que iba a pedir hasta que al final me confesaron que no era salvaje sino de piscifactoría, así que me decanté por el bacalao al pil pil.

Debo decir que el pil pil estaba riquísimo, aunque lo notaba un poco espesado a base de harina. Respecto al bacalao era una buena pieza.

También probé el famoso solomillo Dantxari y sinceramente me defraudó un poco. Lo hacen al vapor y con aceite y el resultado de sabor no me acabó de convencer, algo suave.

Respecto al hojaldre de solomillo al foie, me pareció espectacular aunque es una bomba. Viene como si fuera una falsa hamburguesa, con un hojaldre arriba y otro abajo, acompañado de un buen trozaco de foie y de un solomillo delicioso.

Estos solomillos y chuletones hay que pedirlos muy poco hechos, sangrientos como el infierno porque es así como de verdad se aprecia su sabor.

De postres, merece la pena la tarta de manzana. También hay que pedir el helado de pan integral, aunque desgraciadamente ayer no lo había.

De beber, un vino de la casa.

De media, se puede decir que cenas por 50 euros (10 euros arriba 10 euros abajo).

Merece la pena y es que en Dantxari sabes que pidas lo que pidas, desde bacalao a callos, desde solomillo a merluza, todo va a estar bueno.