Es quizás el restaurante más famoso de Santander, y lo es por tres motivos: ser el más elegante, servir el mejor pescado/marisco y ser el más caro.
¿Qué hay de verdad en esto?
EL MÁS ELEGANTE. Sin duda que es el restaurante más elegante de la ciudad y también el más clásico. Si hay una importante comida de negocios en Santander, se celebrará en el Puerto. Si vienen en verano unos millonarios mexicanos, se dejarán la guita en el Puerto. Si vienen unos pijos de Madrid, cenarán en el Puerto.
Realmente por servicio y decoración es mucho más elegante el Serbal (el único estrella Michelin de Santander city). Lo que pasa es que el Puerto es como si estuviera prohibido para los horteras. Su clientela son abuelos y matrimonios elegantes. Por eso quizás hay mucha gente joven y mucho hortera que no va al Puerto no por el dinero, sino por la pereza del ambiente, prefiriendo dejarse el dinero en la Bombi (su más directa competencia) o en el Serbal. A mí sinceramente, asumiendo que es un ambiente muy rancio, me gusta pues es un sitio donde poder cenar y charlar tranquilamente. Y para mi madre es su sitio preferido.
Mención aparte se merece el servicio. Los camareros son los más rancios que vas a ver en tu vida. Son como robots sin ningún tipo de expresividad en su cara. No así los de la barra de abajo que suelen ser más simpáticos.
EL MEJOR PESCADO. Durante muchos años así ha sido pero hay que reconocer que ha perdido esa supremacía y exclusividad de antaño. Primero porque su pescador/proveedor murió hace poco. Y segundo porque los demás restaurantes de Santander se han puesto las pilas y cada vez han ido ofreciendo mejores pescados. Cosa que no ocurre con el marisco, donde hay que reconocer que las mejores piezas (cigalas, percebes, bogavante, ostras, etc) suelen estar en el Puerto ya que es el que más paga por ellas.
Para mí lo más rico del Puerto y que es lo que siempre pido son: rabas y gambas a la gabardina a 20€ cada ración (un auténtico vicio), nécora gratinada (7,5€ cada una), maganos -su época es finales de julio- (33€), mero al horno (30€) que viene con una salsa de vino blanco y unas patatas panaderas que son una locura.
Fuera de esto, a mí no me compensa meterme una percebada o pedir langosta y que me cobren un pastizal. Los santanderinos que quieren mariscada suelen ir a la Flor de Tetuán o Marucho que serán más cutres pero donde al menos no te lo cobran como oro.
Los postres no valen nada. Solo tienen las típicas natillas, tocinillo de cielo, arroz con leche, leche frita…etc etc.
Por último, aunque las carnes no es el fuerte del Puerto, sirven buenos callos.
EL MÁS CARO. Sin duda alguna los puñales que te meten en el Puerto no te los meten en ningún otro restaurante de Santander. A poco que pidas, 70€ no te los quita nadie. Y este es el principal hándicap del Puerto: es muy caro y no siempre lo vale. Debo reconocer que hay veces que he ido a tomar marisco y no me ha compensado la leche que me han metido. Aquí he tomado cigalas y bogavantes a precio de oro y que no lo valían. También es cierto que otras veces me han puesto piezas excelentes pero desgraciadamente el Puerto a veces se convierte en una ruleta rusa donde te puede tocar una gran pieza o una normalilla. Y creo que esa irregularidad no se la pueden permitir, sobre todo si el precio siempre es el mismo (altísimo).
Por último, mencionar que el Puerto tiene una zona de barra en la planta baja a pie de calle que sin duda merece la pena para pedir una ración de gambas a la gabardina, rabas y una nécora gratinada. Te meterán un buen rejón, pero lo vale.
Si comes en el comedor de arriba, pide que te sienten en las mesas pegadas al ventanal que da a la calle.
Aquí he tenido cenas de 9 Lunas y cenas de 5 Lunas.
Desde que ya he optado por siempre pedir lo mismo, es decir, rabas, gabardina, nécora, maganos y mero, siempre salgo igual de contento.
Lo dejo en 8 Lunas
Dirección: Calle Castelar, nº 11 Tlf: 9423620 42
Yo pagué: 120€ | Precio medio: 90€
Fecha de la visita: AGOSTO 2017