MANUAL DEL HINCAMIENTO DE RODILLA

 

Sección 1. Introducción.

 

Pedir matrimonio es uno de los momentos más importantes de la vida de todo hombre y, por el significado y repercusión que ello tiene, los hombres deberíamos intentar que resulte un momento único e inolvidable.

 

El cómo querer vivir ese momento dependerá de la forma de ser de cada uno, del bolsillo y, por supuesto, de lo enamorado que estés.

 

Si eres un disfrutón de la vida y estás brutalmente enamorado, dedicarás mucho tiempo para montar el plan perfecto.

 

Si eres más bien soso, o si estás poco enamorado, lo más seguro es que no montes nada especial.

 

Y, por último, está el factor dinero que, aunque no siempre tiene por qué, puede llegar a influir bastante.

 

 

Sección 2. Breve cavilación sobre las relaciones.

 

Quiero empezar haciendo una corta reflexión personal de los que considero son los tres principales tipos de relaciones y cómo influyen en el hincamiento de rodilla. Aclaro que no son reglas absolutas y todo es bajo mi criterio y experiencia de vida.

 

Los que llevan desde muy jóvenes. Hay muchas parejas que empiezan muy pronto, normalmente entre los 17 y 20 años y, por tanto, tienen un noviazgo muy largo y, cuando por fin deciden casarse, puede que lo hagan por realmente seguir enamorados; pero, lo normal es que se casen porque “toca”.

 

Para mis estas relaciones son muy peligrosas, ya que te casas habiendo probado a una única persona, sin conocer bien qué es lo que realmente hay ahí fuera. Son muchos los integrantes de ese tipo de parejas, que conozco, que acaban cayendo en la “tentación”.

 

Dicho esto, dejo una comparación: es como si consideras que el mejor sushi de Madrid es el del Sushi Shop porque es el único que has tomado y nunca has probado Umiko, Kabuki, 99 Sushi bar, Soy, Kokoro, etc. Aquí se corre el riesgo de que, según se vaya acercando el día de la boda, empiece a recorrer por tu cuerpo un tremendo agobio de pensar que, efectivamente, no vas a probar nunca nada más y, entonces, puede entrarte el miedo de pensar si realmente es el hombre/mujer de tu vida o sólo lo es porque no conoces nada más, lo que, en algunos casos, lleva a anulaciones de boda en el último minuto.

 

Lo normal en estas relaciones es que no exista el momento hincamiento de rodilla, sino que casarse sea algo hablado por la pareja, un mero trámite, como elegir si compras pan blanco o de cereales.

 

Noviazgos muy largos. Suele ser el caso más frecuente. Tras un par de relaciones, a los 23-24 años empiezas con tu novio o novia, tenéis una relación de 5 años, y ya decidís dar el paso de casaros.

 

Hace tiempo que leí que el enamoramiento dura seis meses y el amor eterno tres años. Es muy frecuente que estas relaciones tiren para adelante por conformarse, sin estar ya enamorados, asumiendo que el amor no existe, que la vida es así y que es obligatorio casarse porque nadie quiere quedarse solo y, en el fondo, ya os conocéis y os tenéis cariño.

 

Son muchos los casos en los que el hombre se casa porque es ella la que “se empeña” en casarse y, por tanto, él vivirá el hincamiento de rodilla sin mucha ilusión, asumiendo que, como en el caso anterior, casarse es lo que toca. Tras la pedida, suele ser ella la que se encarga de toda la organización de la boda, viendo por fin cumplido su sueño, con la ilusión de que es “su” fiesta, y, por tanto, dedicándose únicamente a detalles como su vestido y decoración mientras olvida otros fundamentales como comida, música, timming del coctel, cena, y, por tanto, resultando ser bodas algo/muy/tremendamente aburridas y llenas de detalles “muy monos” para la posterior publicación de la boda en algún blog.

 

Noviazgos muy cortos. Hablo de casarse a los 2 años de noviazgo. Una auténtica lotería ya que pueden salir de maravilla o ser un absoluto fracaso. Suelen ser peligrosos si empiezan con más de 30 años y llegan en un momento de absoluta ansiedad por encontrar pareja, ya que se corre el riesgo de conformarse con el primero que sea medio decente ante el absoluto pánico a que se te pase el arroz y te quedes solo.

 

Lo normal es que en el momento hincamiento de rodilla tu enamoramiento esté en su pico más alto y, por tanto, quieras hacer algo muy espectacular. La boda la vivirás también con mucha ilusión y te casarás plenamente enamorado. La pena es que, muchas veces, también el divorcio es rápido y lo haces con la misma ilusión, pero plenamente frustrado.

 

 

Sección 3. El hincamiento de rodilla. (Consta de 3 Partes).

 

Parte 1. El anillo.

 

La primera elección es el anillo.

 

Lo más clásico es decantarte por un solitario y, además, es lo más recomendable, ya que toda mujer prefiere un solitario en su mano. La variedad de formas y calidades de solitarios es amplísima, y es aquí donde, si quieres currártelo, entra el verdadero quebradero de cabeza. Yo me he tenido que hacer un experto.

 

Las joyerías típicas y más fiables en Madrid son, entre otras: Suárez, Yanes y Cartier. Las calidades de sus diamantes siempre van a ser muy buenas y sus diseños son sencillos y te aseguran el acertar. Eso sí, asume que pagarás “marca”. Por eso, si podéis, y ya que en el solitario lo único importante es la calidad del diamante, preguntad en otras joyerías sin renombre, pero que sean de fiar, ya que en algunas incluso te podrán diseñar el anillo a medida y gusto. Incluso os aconsejaría que preguntaseis en Joyerías de fuera de Madrid. Veréis qué diferencia de precios (hablo de incluso miles de Euros). Y si os atrevéis, mirad webs como James Allen o Blue Nile donde podéis comprar muy buenos diamantes a precios excelentes gracias a que os ahorráis al intermediario.

 

El tamaño del diamante se mide por quilates.

 

A más quilates, más tamaño.

 

-Entre 0.2 y 0.3 quilates es prácticamente lo mínimo y la opción recomendada para los presupuestos más ajustados. Por 2.000 Euros puedes tener uno en Suárez o Yanes.

 

-Entre 0.4 y 0.5 quilates es el tamaño estándar y quedarás muy bien. Éste ya puede subir de 5.000 Euros en Suárez o Cartier.

 

-Entre 0.6 y 0.9 ya te vas a algo bastante serio que le flipará a tu novia, pero, cuyo precio se empieza a disparar, superando fácilmente los 10.000 Euros. Por eso, para estos tamaños, lo mejor es buscar diamantes en otras joyerías sin tanto nombre, pero igual calidad.

 

Superar el quilate implica un importante incremento de precio por lo que es absurdo comprar un diamante de 1.1 quilates ya que la diferencia con uno de 0.9 es mínima al ojo humano y sin embargo enorme en tu bolsillo. Por eso, si quieres pasar de un quilate y que entonces tu novia se desmaye al verlo (algo que le pasó a la mía), mejor vete a mínimo 1.3 quilates donde el tamaño del diamante ya será muy severo.

 

Lo siguiente a tener en cuenta es el color, pureza y tallado. Nadie da importancia a estas cosas y sin embargo es donde te pueden timar y donde se aprecia la verdadera calidad del diamante. Si os interesa, os dejo este link donde lo explica. http://www.diamantes-infos.com/diamante-tallado/evaluacion-diamante.html.

 

Solo os diré que nunca cojáis color H o inferior, ni pureza SI1 o inferior ni tallado inferior a Muy Bueno. Todo eso lo podréis comprobar en el certificado del diamante que os deben entregar en la joyería.

 

Enfocándonos en la protagonista, la mujer, todas ellas quieren un diamante grande, de eso que no os quepa la menor duda. Me contaba un joyero que a su mujer le regaló un anillo de la máxima calidad (color D, VVS1 Excelente) pero de 0,5 quilates y la mujer le dijo que prefería menor calidad (sin que eso implique bajar nunca de los niveles antes comentados, teniendo en cuenta también que mientras no se baje nunca de esos niveles de calidad, las diferencias entre máxima calidad y calidad muy buena son imperceptibles al ojo humano) pero tamaño un quilate. Como dice la película, «Diamonds are a girl’s best friend».

 

Aparte del diamante en sí, dadle importancia también al cuerpo del anillo y a las garras que sostienen el diamante. He visto diamantes muy feos por culpa de garras tan grandes que hacen desaparecer al diamante. Buscad el diseño más sencillo, fino y que más ensalce al diamante.

 

Aunque la joyería luego podrá ajustar el anillo, debes buscar cómo medir la talla de su dedo anular ya que no vale robarle un anillo que se ponga en el dedo índice ya que el tamaño no será el mismo.

 

Y, como al final todo el tema anillo es algo muy personal que dependerá del gusto de cada mujer, si no lo ves claro, consulta a su mejor amiga y, en último caso, si encima te vas a gastar un dineral, pregúntale directamente a tu novia cómo le gustaría el diseño del anillo. Perderá emoción, pero mejor eso que invertir miles de euros en algo que luego no le guste y tenga que llevar toda su vida por no poder cambiarlo.

 

Parte 2. Dónde hincar rodilla.

 

Una vez elegido el anillo, toca elegir dónde hincar rodilla. Aquí las posibilidades son infinitas pero lo importante es que sea un sitio que signifique algo para ella. Evita horteradas como hacerlo en un restaurante. Siempre debe ser un momento íntimo y, si es en un lugar público, que no haya gente. Puede ser donde os conocisteis, en una ciudad a la que ella siempre haya querido ir o un sitio del que ella te haya hablado muchas veces. Lo importante es que signifique algo para los dos o al menos para ella (no sólo para ti, en plan pedirlo en el Bernabéu).

 

Parte 3. El hincamiento.

 

Y, por último, toca el cómo hacerlo. Debe ser lo más sorpresa posible. Y debe ser hincando rodilla de verdad, a modo película. No pienses que será una horterada porque recuerda que estaréis solos. Lo hortera es hincar rodilla a las cuatro de la tarde, debajo de la Torre Eiffel, con siete japoneses al lado haciendo fotos del momento, pero no lo es sentados en su banco favorito con vistas a todo NY, solos en una cala preciosa o en una suite con vistas a todo Florencia y en pijama.

 

 

Sección IV. Mi hincamiento de rodilla

La probabilidad de ganar el Euromillón es de una entre setenta y seis millones y, pese a eso, normalmente cada semana le toca a alguien.

 

Todos sabemos que nunca nos va a tocar y aun así somos felices. No obstante, si quieres que te toque, debes jugar y, por 2€ a la semana, bien merece la pena intentarlo.

 

Para mí, existen las mismas posibilidades de encontrar a alguien con el que desear estar toda la vida como de que te toque el Euromillón.

 

Tras varias relaciones que no funcionaron, vivía muy feliz como soltero, asumiendo tranquilamente que me podía quedar solo. Lo que tenía clarísimo era que, antes que conformarme o meterme en una relación que me restara más que sumara, o que me aburriera, prefería seguir solo.

 

Y de repente, un día gané el Euromillón y conocí a la que quiero que sea la mujer de mi vida. Es impresionante qué claro se tiene cuando das con el/la acertado/a.

 

Consejo: si dudas es porque no es él/ella.

 

Pero no es suficiente con que me haya tocado el Euromillón. Soy consciente de que al boleto ganador debo cuidarlo, no puedo descuidarme ni puedo perder la pasión, ni olvidar los besos y abrazos. Me ha tocado el Euromillón y no puedo quedarme en el sofá volviéndome un obeso.

 

No es tan importante la duración del noviazgo como lo que sientas y la seguridad que tengas en que va a durar para siempre. Puedes fracasar igual llevando tres años que llevando siete meses.

 

Teniéndolo tan claro, empecé a activar la organización del hincamiento de rodilla. Como las ganas e ilusión eran bestiales, y yo soy un tipo que organiza todo al detalle, quería un momento único.

 

Lo del anillo fue un verdadero quebradero de cabeza ya que, al no existir aún un manual como este, tuve que visitar multitud de joyerías, no solo en Madrid, sino por toda España. Así fue como me hice algo experto en diamantes y descubrí la tremenda diferencia de precios que existe.

 

Elegido por fin el anillo perfecto, decidí que le pediría matrimonio en Florencia. Cristina me había comentado que quería visitar Florencia en una de nuestras primeras citas, así que ¿dónde mejor hincar rodilla?

 

Tras gastar los Avios y puntos Amex en el billete de avión (volar a Florencia puede costar igual que volar a NY), tocó elegir hotel y, como quería que tuviera vistas al Ponte Vecchio, el que más me gustó fue el Pallazo Alfieiri y su suite prestige. Ya tenía anillo, avión y hotel, así que me faltaba elegir cómo y dónde. Finalmente, decidí hacerlo en la habitación, en la ventana, viendo todo Florencia y, de repente, cuando menos se lo esperaba ¡zasca! hincamiento de rodilla.

 

Y parece que funcionó.

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