Madrid

RAMÓN FREIXÁ

RAMÓN FREIXA

Es uno de los mejores restaurantes de Madrid.

En mi única visita optamos por el menú más largo posible (en estos sitios, si vas por primera vez y no sabes cuando vas a volver lo mejor es pedir el menú más largo para probar el máximo número de platos).

Aviso que, sin sobremesa, entramos a cenar a las 10 y salimos a las 2 y media y casi tuvieron que llamar a una ambulancia o a una grúa para que nos sacarán de ahí, ya que el menú es una bomba maravillosa.

Ya nada más sentarte te traen lo que es el previo del previo del aperitivo (the first se llama). Consistía en hojita de pipas saladas, hojaldre de queso y torrija suflé. Pequeños bocados bastante correctos.

Sin quererlo ni beberlo aparecen los snacks, concretamente 6, entre los que destacaría el lingote de foie, el macarrón crapese o el kumquat con tartar. Estos 3 eran realmente sorprendentes. Los otros 3, croqueta líquida de pimiento, esponja de cacao con aceituna negra y carrot cake, eran simplemente correctos.

En estos sitios siempre pasa lo mismo y es que hay ciertos bocados que están tan buenos que te da rabia que solo sean eso, un bocado.

Ccomento que entre el first y estos snacks uno ya podría estar bastante preparado para los platos principales, pero no es el caso, ya que, ahora sí, viene el aperitivo.

Raya en ensalada y con una sábana insabora. Muy buena.

Consomé de setas varias. Nada especial.

Hamburguesa de pato. De lo mejor de la cena. Es una mini hamburguesa poco hecha con helado de mostaza verde que estaba brutal.

Ya bastante llenos pasamos a los platos.

Cada uno es un verdadero lío de platos y acompañantes ya que te traían el principal acompañado de 2 o 3 mini platos  hacía que la mesa estuviera tan llena de platos que uno ya no sabía si se estaba comiendo cosas del de al lado.
La papada de cerdo estaba deliciosa. Aparte de con alcachofas venía acompañado de un pastelito de chocolate tipo mousse. Sí, chocolate, tal cual. Delicioso pero que a nadie convenció en la mezcla.

Me recordaba a un anuncio de Levis en el que un mexicano se echaba chocolate en un perrito para fardar delante de la novia y acababa potando, pues eso mismo. Así q lo mejor era disfrutar el cerdo y si eso, comer el chocolate después.
Vieira asada con castañas. Muy bueno.

Setas con caldo de jamón. Lo mejor de este plato eran los platos que acompañaban entre los que estaba una deliciosa ostra cocinada y una navaja realmente sabrosa.
Pescado de escamas. Al igual que con las setas, aquí venía de acompañante un erizo sabrosísimo y una yema de huevo de fuerte pero riquísimo sabor.
Paletilla de cordero con sobrasada y miel. Junto al pato, lo mejor de la cena.
No hace falta que diga que en este punto uno ya no podía con su alma, aunque siempre se puede hacer un esfuerzo para el postre.

Como no, el postre es 3 en uno, y antes del postre viene la dulce espera al postre, que consistía, entre otras cosas, en un panna cotta o un macaron realmente buenos.

El postre principal era tibio de chocolate con aceite y sal. Es una mezcla rara que ya había probado antes y no me entusiasma.

Con el chocolate vienen raviolis de chocolate y parfait praliné que si tienes hueco en el estómago merece la pena probar.
De vinos, como blanco nos aconsejaron un Valdeorras muy dulzón, y un un Summa Varietalis muy correcto.

Todo esta cena lleva 4 horas y media y debo decir que aunque explotes y tu estómago pueda sufrir, merece muchísimo la pena.

Precio final, ronda los 150 euros ya que el menú largo son 115.

 

Dirección:

Web:

Yo pagué: 150€ | Precio medio: 150€

Fecha de la visita: 2013

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