Bilbao

NERUA

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PENDIENTE ACTUALIZAR TRAS VISITA NOVIEMBRE 2017

Situación: sábado de noviembre en el que he tenido que ir a Bilbao desde Madrid a trabajar todo el fin de semana. 21:00 horas. Llevo trabajando desde las 9 de la mañana. A las 22:00 juegan el Madrid-Atlético. Estoy solo. ¿Qué haríais?

Opción 1: sales de currar, te coges un burguer King y te vas al hotel a ver el futbol en la habitación con el Ipad y Canal+ Yomvi.

Opción 2: sales de currar, buscas un bar donde echen al Madrid (recuerda que estás en Bilbao no en Madrid), y te pones a ver el fútbol tomando unos pinchos. Bitoque sería la mejor opción para este supuesto.

Opción 3: sales de currar, le echas huevos, quieres disfrutar de la vida, y te vas a cenar SOLO a uno de los mejores restaurantes de Bilbao acompañado de tu Ipad para ver el fútbol.

¿Cuál creéis que fue mi opción? La 3. Y el restaurante elegido: NERUA, una estrella michelín.

NERUA está dentro del Guggenheim y lleva solo dos años abiertos y ya tiene una estrella.

Nada más entrar en NERUA te encuentras con la cocina donde te recibe el chef, Josean, y te explica un poco como funciona todo. Mientras, te ofrecen una corteza de bacalao, sin más, y un rico caldito que me sentó a gloria pues justo antes de entrar me había echado un piti fuera y con el frío de la ría se me habían quedado los cojones morados.

El restaurante es muy moderno, en tonos claros, con mesas sin mantel ni copas, al estilo Dacosta. En el comedor había una mesa de 6 guiris totalmente borrachos que ya estaban a mitad de la cena, una señora cincuentona que estaba sola y que ya estaba en el postre, y un matrimonio.

Resulta que NERUA abre a las 8 y como su clientela es guiri principalmente (eso de estar dentro del Guggenheim les ha venido de puta madre), me dijeron que a las 8 ya hay gente cenando.

Como había wifi, encendí mi ipad y me puse a ver el futbol. Creo que es mejor estar viendo el futbol mientras cenas que estar mirando el techo como un panoli.

Tardaron 20 minutos en traerme una copa de vino a la mesa….no entiendo el porqué de esa espera la verdad.

De cenar me decanté, con dos cojones, por el menú más largo posible, a 85 €, con el riesgo de quedarme absolutamente solo en el restaurante, como lógicamente luego pasó.

De beber pedí que el sumiller me pusiera los vinos que él quisiera, entre ellos un txacolí Señorío de Otxaran que estaba buenísimo.

Llega el primer plato, hongos con lágrimas de verduras. Me recordó un poco al carpaccio de boletus que sirve Eduardo en el Brote (Madrid). Estaba bueno.

Llega la almeja con hojas de puerro. Sabor brutal el de la almeja pero el acompañamiento sin más.

Pasamos a la cebolla blanca con fondo de bacalao y pimiento verde. Según el crítico Maricona, es el plato del año. Estaba cojonudo.

Seguimos con la pasta de trigo dura con erizo. Plato curioso con buen sabor a erizo que me encanta.

Llegan unas cocochas y carrilleras de merluza que estaban cojonudíiiisimas.

Seguimos el altísimo nivel con un muy buen rodaballo al romero y acabamos con un absolutamente espectacular carré de cordero que se come con las manos hasta dejar solo el hueso.

De postre, un pomelo rosa y un caqui caramelizado: absolutamente flojos. Qué manía tienen restaurantes de este nivel con poner cosas raras de postre cuando a la gente lo que le gusta realmente es algo dulce. Un bajón absoluto los postres.

A la altura del plato de cocochas, 23:30, me quedé absolutamente solo en el restaurante; encima a las doce el futbol acabó y, por si esto fuera poco, de música de fondo sonaba música clásica bastante triste por lo que cualquiera que me viera pensaría que era mi última cena antes de tirarme a la ría para suicidarme. Cenar absolutamente solo en un restaurante de este nivel, dentro del Guggenheim, es algo que no tiene precio. Yo, que iba ya algo contentillo de vino a esas alturas de la cena, no le di importancia pero ahora que lo pienso digo: vaya cuelgue!!!!!!

Acabé la cena a las 00:30 más feliz que una perdiz, así que me despedí de Josean, le di mi enhorabuena, y me pillé un taxi al hotel a dormir la mona.

El precio, con vinos y tal, 130 €, un buen hostión para cenar solo pero no me arrepiento en absoluto.

Sin duda, que es un restaurante que recomiendo en Bilbao.

No se lleva más puntuación por los postres, así de claro, porque el resto de la comida me pareció de nivelazo.

Dirección:

Web:

Yo pagué: 130€ | Precio medio: 130€

Fecha de la visita: 2013

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