Madrid

MEMBIBRE

Ha sido una de las mejores sorpresas del año en lo que a restaurantes de Madrid se refiere.

Aunque lleva muchísimos años abierto y, según cuentan, dando muy bien de comer, ha sido este octubre de 2017 cuando, por críticas como la de Fernando Point en El Mundo o Capel, me han entrado las ganas de conocerlo.

También ha influido, y mucho, el estar en temporada de caza y escuchar cómo decían que aquí la trabajaban muy bien, algo de lo que puedo dar fe.

Así que allí nos plantamos un miércoles noche un amigo y yo.

Membibre se encuentra en Guzmán el Bueno.

Al llegar te encuentras una terraza típica de bar montada en la calle. Una vez dentro, hay una barra con 5 sitios y varias mesas altas en un espacio agradable e informal donde sirven cocina en miniatura con bocaditos para compartir.

La sorpresa fue al pasar al restaurante propiamente dicho, que es lo que merece la pena, y encontrarnos una sala clásica, a la que incluso se le puede calificar de algo rancia.

Cuenta, además, con un reservado de hasta 20 personas, perfecto para cenas de grandes grupos.

A la mesa nos lleva un maître de los de toda la vida, vestido con su traje.

Nos sientan y observamos que a nuestro alrededor solo hay mesas de parejas de 50 años para arriba, de esos que se ve que son clientes de toda la vida.

Pienso entonces: “uf qué pereza de plan, esto parece un sitio de primero y segundo”, algo que detesto.

La cosa empieza a cambiar cuando me fijo que en la mesa ya tenemos una carta con nuestro menú degustación con platos muy apetecibles.

Y cambia más la cosa cuando aparece para atendernos Álvaro, un joven camarero al que por encima del cuello de la camisa se le ve parte de un tatuaje.

Un choque curioso, sin duda, el ver a Álvaro por un lado, y al maître y demás camareros clásicos, por otro.

Magnífica la atención de Álvaro en especial, y de todo el equipo en general.

El Menú Degustación cuesta 65€ más IVA, feo detalle que, además, parece que no es legal pues debe constar siempre el precio final, ya con el IVA incluido.

Al hacer la reserva, indiqué que queríamos toda la caza posible, y así lo tuvieron en cuenta. No obstante, para no tener pesadillas esa noche, quitamos del Menú el Lorito para dar cabida al Pato y Grouse.

La cena empieza con un aperitivo de un pequeño trozo de Tortilla de patata que estaba realmente buena. Y siguió con una magnífica Croqueta de ibérico.

Tortilla y croqueta son siempre dos buenos medidores del nivel de cocina de un restaurante.

El Menú sigue con un Ssam de panceta, un plato más visto últimamente que Ferreras dirigiendo un debate en La Sexta. Estaba realmente bueno pues se le añadía un toque cítrico que aligeraba la contundencia de la papada. No obstante, no deja de ser un bocado contundente que te colapsa las arterias.

Seguimos con un riquísimo San Pedro, perfecto de punto.

Y ya pasamos a la caza, donde todos los platos estaban realmente buenos:

Pichón de Higinios con 10 días de maduración donde destacaba un riquísimo ravioli con sus interiores.

Pato acompañado de un “pastel” con su hígado.

Liebre a la royal. Ración grande, que por su sabor puede cansar, aunque estaba muy rico.

Grouse con gnocchi casero y fresas maceradas. Junto a la cerceta y becada es lo que más me gusta de la caza. Sabor y olor intenso, no apto para todos los públicos. Muy rico ya que, además, no tenía tanta intensidad como acostumbra.

De postre, buena Tarta de queso.

Para beber, carta clásica a precios moderados. Nosotros optamos por La Rioja con un Viña Ardanza 2008 a 27,5€ y un 200 Monges 2009 a 40€.

Falta por pulir algo la carta de vinos y dar más entrada a vinos de Xerez y vinos de postre, se lo merece esta cocina.

Al final, saliendo a reventar para ser un miércoles noche con curro al día siguiente, pagamos 110€ barba.

El precio medio aquí dependerá de si tomas menú o no. En la primera opción, calcula 71€ más el vino que elijas. En la segunda, serán 50-60€ más vino.

Al acabar la cena salió Víctor, el cocinero y nieto del fundador del restaurante. Me podrían poner una rueda de reconocimiento con 10 tipos y creo que nunca habría dicho que él fuera el artífice de esta gran cena. Tiene 23 años y más pinta de canalla de instituto que de gran cocinero.

Fue un placer hablar con él y descubrir su naturalidad. Impredecible el futuro que tiene por delante.

Debido a que el menú degustación es algo que no lleva mucho tiempo en carta, es preferible que, al hacer la reserva, lo aviséis.

Absolutamente recomendable.

Se une, entre otros, a Treze, Lakasa, Taberna Verdejo, La Buena Vida, Desencaja o Tasquita de Enfrente como sitio donde disfrutar de la caza.

Cierra domingos noche y lunes todo el día.

 

Dirección: Calle Guzmán el Bueno, 40Telf: 915433148Web: http://www.restaurantemembibre.com/

Web:

Yo pagué: 110€ | Precio medio: 60-80€

Fecha de la visita: OCTUBRE 2017

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