Madrid

LA TASQUITA DE ENFRENTE

 

“Una parte del público no es apta para entender mi cocina. La gente parece anhelar una explicación que es inexistente.”

 

“No todo el mundo está capacitado para acudir a ciertos restaurantes ni es aconsejable que lo hagan.”

 

“La globalización pone en grave riesgo de extinción al productor de verdad.”

 

“Me sorprende que haya gente recién salida de la escuela de cocina que no sepa estar en una mesa.”

 

“¿Una vuelta a los orígenes de la cocina? Solo tendrá éxito si se realiza con madurez.”

 

Estas frases son algunas de las muchas joyas de Juanjo López, propietario de La Tasquita de Enfrente y que ahora se recogen en el libro de Apicius que acaba de publicarse. Sin duda, una absoluta declaración de intenciones que permiten ir haciéndote una idea de lo que es y significa su restaurante.

 

Y es que La Tasquita de Enfrente es, con diferencia, el sitio sobre el que más me pregunta la gente, por lo que, tras innumerables visitas, me dispongo a actualizar su crítica, la cual dividiré en tres partes: ubicación-local, cocina, precio-placer.

 

PRIMERA PARTE: ubicación-local.

 

Para comenzar a hablar sobre La Tasquita hay que situarlo primero.

 

El restaurante que nos ocupa se encuentra en la calle Ballesta, una pequeña trasera a Gran Vía.

 

En su momento, la calle Ballesta era una zona bastante chunga con mucha prostitución. Eso le dio un encanto especial a la Tasquita, ya que el contraste entre quienes poblaban la calle y aquellos que acudían al elegante restaurante, todos ellos gente de postín, era tan curioso como gracioso.

 

Pero, como ha ocurrido con el resto del centro de Madrid y, aunque sigue quedando alguna de sus prostitutas legendarias, la calle se ha reconvertido bastante. Nada es lo que era.

 

Un dato importante que dar es que en la calle no se puede aparcar, por lo que, si tenéis la mala ocurrencia de ir en coche, buscad antes un aparcamiento público cercano.

 

Mi recomendación es que vayáis en taxi o, si disponéis de más tiempo, paseando.

 

Sobre el local, este es bastante pequeño. Tras su entrada, hay una pequeña barra donde tomar una cerveza mientras esperas a tus acompañantes, pero nada más, ya que en la barra no se puede comer.

 

Y al fondo está el comedor, que es tan pequeño como acogedor.

 

No te esperes un local con miles de euros en decoración para suplir las carencias de la comida. El restaurante es tan sencillo y elegante como su cocina.

 

Como única pega es que, a veces, puede llegar a resultar algo ruidoso, sobre todo cuando coinciden varias mesas de disfrutones. Siempre dentro de la educación, cuando se bebe y disfruta mucho en un restaurante, es inevitable acabar alzando la voz.

 

SEGUNDA PARTE: cocina.

 

Juanjo la define como la “sencilla desnudez”: “una cocina de respeto por el producto y reconocimiento del productor, una entusiasta valoración de la tradición actualizada, donde el sabor y la sencillez priman sobre el ornamento. Menos, es más.”

 

Aquí se busca siempre el mejor producto disponible, respetando al extremo la temporada de cada uno.

 

La mayoría de sus platos no llevan más de 3-4 ingredientes. Al trabajar con un producto excelente, no tiene sentido camuflarlo con salsas o fusiones extravagantes que desvirtúen su sabor. Además, y afortunadamente para tu estómago, esto propicia digestiones más fáciles, algo no tan habitual entre restaurantes.

 

En la Tasquita puedes probar la mejor anchoa, almeja, navaja, gamba roja, langostino, ostra, santiaguiño, angulas, erizo, sardina, quisquilla, chipirones, percebes, atún, ortiguillas, guisantes, colmenillas, boletus, becada, zorzal, molleja, etc etc etc. Todos ellos elaborados de la forma más sencilla y perfecta posible, para que sepan a lo que realmente deben saber. A veces, esta regla tan básica, también se olvida en muchas cocinas.

 

Igualmente, bordan otros platos tradicionales como la ensaladilla rusa, los callos, las albóndigas, el salpicón de bogavante, los huevos con patatas fritas y carabinero o langosta, el lenguado meunière, pochas, fabes, verdinas, raya a la mantequilla negra, etc, etc etc.

 

Y por último, está la cocina más creativa de Juanjo. Cuando hablo de creatividad, no me refiero a la creatividad que podemos asociar a estrellas Michelin como DiverXo, Aponiente, Disfrutar o Casa Marcial, sino a, por un lado, combinaciones de dos o tres productos que solo se entienden cuando las pruebas en la Tasquita: ostra y guisantes; ventresca y erizo; navaja y anchoa; breva a la plancha y anchoa; chistorra y melón apepinado; carabinero y sobrasada, etc. Y, por otro lado, están las recetas tradicionales a las que Juanjo les da una vuelta de tuerca, como su archifamosa ensaladilla rusa con ventresca y caviar; andrajos de escabeche y codorniz; las ortiguillas rebozadas con caldo de callos; el cebiche a la española de gamba blanca, etc.

 

TERCERA PARTE: su precio.

 

Este es el aspecto más polémico de La Tasquita, ya que son muchos los que consideran que este restaurante es excesivamente caro y, aunque puede que no les falte razón, todo hay que matizarlo.

 

Según la RAE, caro significa precio alto o más alto de lo normal.

 

Que La Tasquita tiene un precio alto es innegable. Sin embargo, me parece más discutible que se le pueda considerar que tiene un precio más alto de “lo normal”, ya que primero habría que definir qué es “lo normal”.

 

Si entendemos que” lo normal” son restaurantes que, cocinando platos similares, te cobran menos a base de utilizar productos de calidad inferior o de fuera de temporada, entonces La Tasquita sí que es un restaurante caro. Pero sería caro como consecuencia de que aquí te ofrecen la auténtica verdad de cada producto, sin recurrir a los engaños que hay en otros restaurantes.

 

En cambio, si por “lo normal” entendemos lo que hay que pagar en Madrid por conseguir las mejores angulas, bogavante, gamba o becada de España, entonces La Tasquita no es un sitio caro sino que su precio es acorde al alto precio de esos productos cuando lo son de la mejor calidad posible y se cocinan a la perfección, después de transportarlos hasta el centro de Madrid.

 

A su vez, La Tasquita juega con dos hándicaps.

 

Por un lado, están las altísimas expectativas de los clientes debido a fotos de platos que han visto en Instagram y que luego no se encuentran cuando solo quieren pagar 70 euros. Véase, por ejemplo, aquel que espera la ensaladilla con ventresca y kilos de caviar pero solo quiero pagar 15 euros por ella.

 

Y, por otro lado, esta cocina a estos precios no es apta para todos los públicos, pues muchos no van a saber apreciarla o no les va a compensar pagarlo, y están en su pleno derecho. En este sentido, recuerdo la primera vez que fui a La Tasquita hace 14 años y pedí una Becada que había fuera de carta, la cual me cobraron a casi 60 euros. Me estuve cagando en la hija puta de la becada y en La Tasquita durante mucho tiempo. Vaya cabreo cogí.

 

Por todo ello, mi opinión es que, para gozar de verdad en La Tasquita, hay que ir con un presupuesto muy alto, de minimísimo 100€ sin vino.

 

El disfrute en la Tasquita es directamente proporcional al dinero que te quieras gastar. Aunque esto parezca una regla obvia y aplicable a muchos restaurantes, en La Tasquita se lleva al extremo. Y así, cuanto menos quieras pagar aquí, más caro te resultará.

 

Por tanto, tras innumerables visitas, aquí van mis consejos:

 

  • Yo ya solo voy a la Tasquita preparado para gastarme en comida un importe mínimo de 150 euros, siendo mi tope de 300 euros si quiero un festín con angulas, bogavante, becada, trufa y caviar.

 

  • Su menú degustación de 85€ solo merece la pena si es tu primera vez y no tienes expectativa alguna, prácticamente como si fuera un sitio donde entras por casualidad. Por el contrario, como tengas Instagram y hayas visto, por ejemplo, platos con caviar, el carabinero con sobrasada en papillote, langosta con huevo y patata frita, o el salpicón de bogavante, y eso es lo que esperas encontrarte en tu menú, entonces la hostia de realidad que te vas a llevar será severa. En cualquier caso, si vas sin expectativas y relajado, es una muy buena opción para conocer por primera vez La Tasquita y no llevarte sorpresas con el precio.

 

  • Si vas a carta, debes saber que los platos, en general, se mueven entre los 30 y 40€. No obstante, aquí puedes venir a pagar solo 80€ si compartes un par de primeros, tomas un segundo más postre y pides un vino normal.

 

  • En La Tasquita siempre hay muchos platos fuera de carta. Para no llevarte sorpresas, como me pasó con la Becada, no tengas vergüenza a la hora de preguntar por el precio de lo que te apetezca. Mejor decir que no a 80€ de un salpicón de bogavante que a cagarte encima cuando te traigan la cuenta. Asimismo, la carta varía continuamente en función de lo que cocinen cada día y del producto disponible, por lo que asume que, es muy probable, que platos que hayas visto en Instagram luego no estén disponibles cuando vayas. Por eso, si hay platos que quieras sí o sí, pregunta por ellos al hacer la reserva, indicando expresamente que quieres tomarlos (por ejemplo, salpicón de bogavante, o bogavante con huevo y patatas, angulas, pannacotta con caviar, ensaladilla, etc. Ellos te explicarán si es posible o no.

 

  • El espacio físico de la cocina, al frente de la que está el gran Nacho, es diminuto. Eso, junto a depender del producto que cada día haya en el mercado, hace inviable que en La Tasquita siempre tengan de todo. Por ejemplo, sus famosas patatas fritas llevan un trabajo tremendo, por lo que lo normal es que, por ejemplo, un día cualquiera no puedas comerte los huevos con patatas fritas y carabinero.

 

  • Si quieres probar de (casi) todo, haz lo siguiente. Juntaos 4-5 amigos, poned un presupuesto sin vino de 150-200 euros cada uno, reservad con tiempo y, al hacer la reserva, avisad expresamente que queréis un homenaje y qué platos os gustaría probar. Incluso cuando ya tengáis hecha la reserva, podéis mandar un privado a Juanjo por Instagram para fijar el menú. Es importante que recordéis que no siempre habrá de todo en el mercado y que, si de 150 euros subís a 200 euros, más y mejores cosas comeréis.

 

  • Y por último, como ya antes decía, aquí solo gozarás al máximo si realmente estás dispuesto a apreciar este tipo de comida, si vas a disfrutar como cliente y no como público, si prestas tu complicidad y vas relajado, sin estar todo el rato comparando.

 

Y ojo que yo soy el primero que, en muchos restaurantes, no soy capaz de seguir estos consejos. En La Tasquita lo he conseguido tras muchas visitas y más de una decepción. Pero a base de dejar que Juanjo te enseñe y explique su cocina, y tras ir educando el paladar año tras año, he logrado ya saber apreciar todo lo que significa este restaurante.

 

Igual que su cocina, a Juanjo hay que saber cogerle el punto. Lleva ya muchos años cocinando y viajando, por lo que ha visto de todo. Por eso, es un tipo tan directo como sincero, lo que a alguno le puede molestar. Juanjo no cae bien a todo el mundo, él ejerce de anfitrión y respeta a su cliente al máximo, pero a la vez quiere de su parte el mismo respeto, lo que le ha llevado a más de algún encontronazo.

 

En cuanto a los vinos, al frente de la bodega está Arturo, un tipo muy educado y tímido, lo que le hace diferente a esos sumilleres que son tan protagonistas. Sabe mucho de vino, pero hay que saber exprimirle. En cualquier caso, si no quieres ponerte en sus manos, mi recomendación es que le digas qué tipo de vinos te gustan y le marques un precio.

 

En resumen, La Tasquita es para mí, junto a Diverxo (10 Lunas), y cada uno en su estilo, el mejor restaurante de Madrid y de los mejores de España.

 

Pero soy plenamente consciente de que es un restaurante muy complicado al que cuesta bastante entender, y eso puede llevar a una gran decepción. Comprendo que a mucha gente no le compense pagar aquí lo mismo que pagarías en un dos o tres estrellas Michelin, cuando lo que ves en el plato de un estrella Michelin es tan extravagante y divertido, frente a la sencillez que te encuentras en La Tasquita,

 

Aquí no hay estrella ni se la espera, pese a que se coma infinitamente mejor que en muchos estrellados.

 

Al final, y según vas avanzando en edad, tras probar tanta cocina de autor y tanta fusión y paripé, te das cuenta que lo que más feliz te hace es volver a la excelente simpleza de la comida que hay en esta casa, en Etxebarri (10 Lunas), Lera (10 Lunas), Bagá (10 Lunas) o en Zuberoa (10 Lunas). Y si quieres fusión o cocina de autor, solo merecen la pena los más grandes como, por ejemplo, DiverXo, Casa Marcial (10 Lunas), Noor (10 Lunas), BonAamb (10 Lunas) o Carmén de Montesión (9.5 Lunas).

 

Solo cierra los domingos.

Dirección: Calle de la Ballesta 6. Telf: 915325449

Web: www.latasquitadeenfrente.com

Yo pagué: 300€ | Precio medio: 150€

Fecha de la visita: FEBRERO 2020

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