Cantabria

LA BICICLETA

Aviso: esta crítica es de agosto 2017, justo 3 meses antes de que, sorprendentemente e incomprensiblemente desde mi punto de vista, le dieran una Estrella Michelin.

Se encuentra en Hoznayo, a 20 minutos de Santander. Siempre había venido aquí en coche pero como esta vez todos los que íbamos queríamos darle fuerte al pimple, cogimos un taxi. Al reservar la mesa, pregunté a los de La Bicicleta cuánto costaba un taxi desde Santander y me dijeron que 20€. Ese precio debía ser hace 8 años porque ahora cuesta 35€. No me sorprendió su desconocimiento cuando vi que, al acabar la cena, les pedí que por favor llamaran un taxi y se quedaron como si les hubiera pedido un helicóptero. Me confesaron que la gente que cena allí siempre va en coche y que nunca habían pedido un taxi. Por eso, os recomiendo que apalabréis la vuelta con el mismo taxista que os lleve desde Santander.

La Bicicleta ocupa toda una casa de piedra, típica de pueblo, rodeada de árboles.

Es lo bonito del lugar, unido a una cocina moderna de picoteo a bajos precios, lo que hizo que, durante los últimos años, fuera el restaurante más solicitado en los veranos cántabros. Siempre estaba hasta arriba, dentro o en su terraza. Los grupos de amigos iban hasta allí aunque no tuvieran reserva, esperando con sus cervezas a conseguir sitio o tomar algo en la barra.

Ahora todo eso se ha acabado y solo trabajan bajo reserva, como cualquier restaurante al uso.

Su carta de picoteo ha desaparecido y ahora hacen una cocina que descaradamente va a por la estrella Michelin.

¿La conseguirán? Desde luego que aún no, pues les quedan muchas cosas por pulir, aunque van en la dirección correcta. No obstante, como la Guía Michelin es una farsa y sus criterios un absoluto cachondeo, si la tiene El Serbal, desde luego que este también se la merece. Pero siendo serios, bajo ningún concepto se podría poner a La Bicicleta al mismo nivel que Solana, Mina, Noor, Casa Gerardo, Nerua, etc.

La sala interior, con una amplia cocina abierta al público, me gustó aunque hay quien dice que la experiencia de cenar ahí resulta fría.

Si sois grupos de 6 o más, os recomiendo cenar en sus bonitos reservados.

Y si no hace frío, la mejor opción es cenar en su bonito porche, como hice yo.

Hay dos menú degustación, el corto a 47€ y el largo a 60€. También hay opción de carta, con platos que se mueven por los 20€. 

Como siempre, os recomiendo el menú largo, cuya composición cambia casi semanalmente.

Varios de los entrantes te los sirven a la vez, llenándote la mesa de platos. Esta forma de proceder puedo entenderla cuando son simples bocados fríos, pero no tiene ni pies ni cabeza cuando son, por ejemplo, Arroz de calamar, junto a un Torrezno de cochinillo y, además, un Huevo a baja temperatura con jugo de champiñón.

Estoy notando que cada vez coge más fuerza el acortar las cenas, no tanto en la cantidad de platos sino en los tiempos, intentando que en 2 horas hayas acabado. Eso hace que, cuando un menú es largo, te llegue a agobiar el continuo ritmo de platos. Un menú largo (muchos platos) y estrecho (poca cantidad de cada uno) y que dure 3-5 horas, si está rico, para mí es lo máximo.

El Menú de La Bicicleta se le puede calificar de medio-largo y ancho, sobre todo al final. Esa es otra de las cosas que odio en los menús degustación y que cada vez ocurre con más frecuencia. Y es que muchos menús acaban con un plato de pescado y otro de carne de proporciones desmesuradas que hace que te acabes llenando en exceso.

Los tiempos de mi cena fueron absolutamente desastrosos, con esperas de 20 minutos y de repente todo a la vez. Menos mal que a mi eso no me importa mientras esté en buena compañía, sentado en una terraza para poder echar un cigarro, y bebiendo un buen vino.

Todos los platos nos los servía un eficaz camarero pero que iba vestido como si fuera el panadero del pueblo. Curioso y algo a cambiar si es que quieren optar a la estrella.

En cuanto a los platos del menú, todos estaban buenos, con especial mención al Buñuelo de bacalao, Torrezno de cochinillo, Arroz con calamar y jugo de pichón, y Cabrito confitado.

Por 60€, la relación precio-placer es muy buena pues eso mismo en Madrid, te lo podrían cobrar a 100€ cenando en un local sin ventanas.

Carta de vinos amplia pero no especialmente interesante, con algunos vinos a precios correctos (Imperial Reserva a 38€) y otros altos como el champú Mumm a 48€ (en El Riojano el día anterior lo pagamos a 35€).

A todos nos gustó bastante la cena por el hecho de poder disfrutar del menú en la terraza; pero si fuera invierno y tuviera que ir desde Santander en taxi hasta allí para cenar dentro, quizás no iría.

Con una mejora en el servicio y en el pase de los platos, junto a un buen sumiller y afinando un poco más la cocina, podrían perfectamente alcanzar una estrella en los próximos años.

A mi experiencia le daría 8 Lunas entre la buena compañía, la terraza y la comida.

No obstante, siendo justos, y aunque la cocina se movería entre las 7-8 Lunas y la relación precio-placer sería de 8 Lunas, los fallos en el servicio y el hecho de pensar cuánto le compensaría a mi lector ir hasta allí fuera del período estival y tener que cenar dentro, hace que la nota global se quede en 7.5 Lunas.

Abre para comidas y cenas de miércoles a domingo, ambos incluidos. En invierno, cierra del 20 de diciembre al 1 de marzo.

 

Dirección: La Plaza 12, Honzayo (N-643 Km 197 de la A8)Telf: 636296970Web: http://labicicletahoznayo.com/

Web:

Yo pagué: 77€ | Precio medio: 60-80€

Fecha de la visita: AGOSTO 2017

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