Madrid

Kabuki Raw

Hace poco meses el Grupo Kabuki, que en Madrid tiene 2 excelentes restaurantes (Kabuki Presidente Carmona y Kabuki Wellington, ambos con estrella y los cuales no exagero que he podido visitar más de 20 veces), abrió un nuevo Kabuki en el hotel de gran lujo Finca Cortesín, en Estepona.

Desde su apertura críticos como Maribona (ABC) o revistas como Metrópoli han hablado maravillas de este restaurante, diciendo que incluso podía superar a la cocina de Ricardo Sanz en Kabuki Wellington y que podía llegar a obtener 2 estrellas michelín.

Por supuesto, yo en cuanto leí esos comentarios sentí la necesidad vital de ir a conocerlo así que este último fin de semana de septiembre, allá que me fui.

Kabuki Raw se encuentra en el hotel de gran lujo Finca Cortesín, en Casares, al lado de Estepona. Es uno de los hoteles más bonitos de Andalucía. También es de los más caros, con habitaciones desde 600€.

Nosotros dos fuimos desde Marbella, tardando unos 30 minutos en coche. Un taxi cuesta alrededor de 50€/ida.

El restaurante se encuentra en uno de los salones del lujoso hotel. El restaurante en sí es curioso pues consiste en un salón con 9 mesas todas ellas mirando al fondo del mismo, que es donde se encuentra la cocina. Esta cocina se encuentra completamente abierta al comensal de modo que puedes observar perfectamente todo el trajín. Para mí gusto, la cocina está excesivamente expuesta al cliente, de modo que no hay la más mínima intimidad entre los cocineros. Y es que el salón es tan pequeño y el ambiente es tan solemne, que prácticamente el único “ruido” que hay es el de los cocineros y camareros hablando. Una cosa es que la cocina esté abierta al cliente y otra cosa es esto. A mí me parece genial pues es como cuando comes en Arzak en la cocina, pero para el equipo de cocina es peligroso pues se les oye absolutamente todo (un plato que se cae, un camarero que no sabe dónde se sirve un plato, una pequeña riña del chef….etc). No existe barra como en cualquier japonés pero sí una mesa de madera que es la que más cerca está de la cocina y que es ideal para una cena de 4-6 personas.

El ambiente es muy elegante. Excesivamente solemne para mi gusto. Es tal el silencio que hay que resulta hasta incómodo. Comer es disfrutar, reírte con tus acompañantes, pasarlo bien…en cambio aquí parece que estás en la ópera.

En esta experiencia mía, siendo sábado noche (solo sirven cenas), cuando nosotros llegamos a las 21:00 los clientes eran 100% extranjeros. Luego, sobre las 22:30 llegaron un par de mesas de españoles. Bastante aburridas las mesas, con matrimonios que parece que tenían prohibido hablar… ambiente “incómodo” en general para mi gusto pues esa solemnidad no la encuentras ni en el Celler ni en Akelarre ni en Zalacaín…etc.

Por cierto, hay un par de mesas fuera de ese salón, supongo que si al hacer la reserva solo hay mesa ahí fuera te avisarán. No merecen la pena.

Nada más sentarnos nos decidimos por tomar una manzanilla y una copa de vino blanco. 9€ cada copa. ¡Toma ahí!. 18€ ya gastados en un segundo.

Respecto a la carta, solo hay 3 menús, el corto, mediano y el largo. Sobra decir que ya que vienes hasta aquí, hay que probar el menú largo. El precio de este menú es de 140€. Pocos menús en España tienen tan alto precio. Para que os hagáis una idea, el Menú más caro del mejor restaurante del mundo, el Celler de Can Roca, cuesta 165€. Es decir, solo hay 25€ de diferencia de precio cuando la diferencia en cocina, local y servicio es abismal. Kabuki Raw es extremadamente caro.

Para acompañar el Menú Especial nos decantamos por un maridaje que incluye champagne, sake, vino blanco y vino tinto. Excelente elección de los vinos. Eso sí, 55€ por persona el maridaje. Merece la pena.

El Menú Especial se divide en cuatro actos. Pese a supuestamente ser un restaurante japonés no hay nigiris, ni makis ni temakis….

PRIMER ACTO: HANAMICHI

Consiste en 7 platos que te sirven en la mesa todos a la vez. De repente vienen los camareros y nos empiezan a poner platos y más platos hasta ocupar casi toda la mesa. Yo no daba crédito. Odio que me sirvan tanta comida a la vez. Además era un poco incómodo pues al intentar coger un plato o la copa de vino tropezabas con otros platos. Sensación de agobio que no me gustó.

En este acto tomamos:

Una excelente navaja a la brasa. Pieza enorme y que gracias a la brasa conserva todo su sabor.

Concha fina. También muy buena pieza llena de sabor.

Tortilla de camarones. Venía con exceso de grasa. Queda lejos de la de José Calleja en Surtopía algo que no debería pasar en un menú a 140€.

Raviolis de sepia gigante rellenos de mayonesa. Viene un ravioli por persona. Estaba bien pero nada sorprendente como parecía de primeras.

Hígado de rape. Este plato ya lo he tomado varias veces en Madrid y si no es por la salsa ponzu que lo acompaña, me parecería muy insípido.

Sashimi de langosta. Insipidíiiismo. Os prometo que te lo dan a probar con los ojos cerrados y es imposible adivinar que es langosta. Decepción absoluta.

Usuzukuri de pez blanco con adobo y harina frita. Muy bueno aunque creo que está muchísimo mejor el usuzukuri de toro con pan tumaca que prepara Ricardo Sanz.

Sorbete de limón con albahaca. No tiene más finalidad que “limpiar” la boca para el siguiente acto. Sin más.

SEGUNDO ACTO: ZIDAIMONO

Sashimi de salmonete con nigiri de su piel. Buen sabor el de esta sashimi aunque en el nigiri no veo qué le aporta el arroz a la piel, es casi mejor comer esta sola.

Huevo con trufa y calamar. El típico plato de huevo con trufa que nunca falla. Aquí el calamar no le aporta nada la verdad. El huevo rossini que tomé el otro día en Sala de Despiece cuesta solo 4€ y al llevar foie está mucho mejor.

En este acto nos vimos obligados a pedir un nigiri de huevo de codorniz con trufa (9€) pues no estaba en el menú. De hecho, más de una mesa pidió probar este nigiri. ¿Cómo puede ser que un bocado tan delicioso no se incluya en el menú? A cualquier extranjero le fliparía.

TERCER ACTO: SEWAMONO

Tempura de pimiento del padrón y ortiguillas. Macho, si me cobras 140€ méteme una tempura de carabinero o de algo más especial pero no de un pimiento del padrón! Al menos las 2 ortiguillas en tempura estaban buenas aunque parecidas a las que comí ese mediodía en La+fría.

Chuleta de buey gallego a la parrilla. Este plato es un simple filete con fuerte sabor a pimienta que resulta seco y pesado pues la ración es grande. No veo el sentido a servir este plato. Yo esperaba algo parecido a unas costillas de wagyu…no sé una carne más especial y sabrosa que este filete! Absoluta decepción. Lo mejor, las patatas soufflé.

CUARTO ACTO: SHOSAGOTI

Anguila. Tres trozos de anguila de excelente sabor y es que a mí la anguila me encanta. No obstante, no dista mucho del nigiri de anguila que puedes tomar en Miyama, 99 sushi bar o el mismo kabuki. Es decir, que para ser un final de menú, me esperaba algo más diferente. Se acompaña de una buena sopa de miso.

Para acabar un postre de chocolate blanco mejor de lo que me esperaba.

Tras más de 3 horas de cena, y aunque a parte de nosotros quedaba otra mesa, el servicio desapareció de modo que, como nos venían a buscar en coche y no había a quien pedirle la cuenta, tuve que levantarme y meterme en la cocina a pedirla. Inadmisible.

La cuenta final ascendió a 416€, es decir, 210€ por persona. Caro no, carísimo. Cuando voy a un restaurante y la cuenta supera los 200€ exijo haber disfrutado de una cena maravillosa, única. Y esto no ocurre aquí. En DiverXo, Dacosta, Berasategui o Celler pago más de 200€ tan feliz porque me voy con la sensación de haber disfrutado como un enano. En el Celler este verano pagué 250€, o sea, 40€ más que aquí. ¿Realmente la diferencia entre Kabuki Raw y Celler es de 40€? ¿Estamos locos? Por eso os digo que este sitio se aprovecha de los clientes extranjeros que se alojan en el hotel y así hinchan los precios. El Celler no es caro pues lo vale. Kabuki Raw sí es caro. Encima si me dices que cenas con unas vistas únicas o en un entorno idílico pues todavía, pero es que cenas en un simple salón.

A veces creo que los críticos que escriben en periódicos y revistas, como les pagan la cena, no dan al precio la importancia que realmente tiene.

En definitiva, que la cena fue de nivel y hay que reconocer el buen hacer de Rafael Carrasco, pero esta cena no vale 210€ ni de lejos. En Kabuki Wellington con Ricardo Sanz lo normal es pagar máximo 160€ y os aseguro que si sabes pedir bien, puedes disfrutar infinitamente más que en Kabuki Raw.

También os cuento un hecho lamentable. Tras mi cena en Kabuki Raw, escribí en twitter que me había decepcionado la cena y que estaba indignado por tan alto precio pues para mí ese menú no lo valía. Pues bien, la respuesta pública de Rafael Carrasco fue llamarme borracho, niñato pijo, crítico pesetero y friki. Patético que un chef de este nivel en un hotel del lujo de Finca Cortesín insulte así a un cliente. Vale que sabéis que mis formas no son las mejores, pero yo en ningún momento insulté ni dije que Rafael fuera un mal chef. Solo dije que me decepcionó ¿y a cambio me insulta? Intolerable.

Vais a permitirme entonces que si de normal le diera solo 2 estrellas, tras los insultos le baje a una estrella pues un chef JAMÁS puede insultar a un cliente por mucho que este diga que no le gustó la cena. Aclaro también que la comida es de nivel 4 estrellas pero como el precio yo lo tengo muy en cuenta, le bajo a 2 estrellas, que se queda en 1 por los insultos.

Dirección:

Web:

Yo pagué: 210 euros€ | Precio medio:

Fecha de la visita:

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